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Oraciones a la Virgen María

Oración por los enfermos, a la Virgen María como Desatadora de Nudos

Oración por los enfermos, a la Virgen María como Desatadora de Nudos
 

 
Un Padrenuestro
tres Avemaría
un Gloria 

POR LA SALUD: MARÍA DESÁTAME 

Virgen María, mira aquí,
son tantos nudos en mi,
ayúdame Santa Mujer,
solo..., no los puedo deshacer. 

Todo mi cuerpo padece,
esta cruel enfermedad,
el dolor que me domina,

mi alma no soportara. 

Yo no estoy, ya preparado

para este triste final,

La Asunción de la Virgen María

La Asunción de la Virgen María

Alégrate y gózate Hija de Jerusalén
mira a tu Rey que viene a ti, humilde,
a darte tu parte en su victoria.

Eres la primera de los redimidos
porque fuiste la adelantada de la fe.

Hoy, tu Hijo, te viene a buscar, Virgen y Madre:
“Ven amada mía”,
te pondré sobre mi trono, prendado está el Rey de tu belleza.
Te quiero junto a mí para consumar mi obra salvadora,
ya tienes preparada tu “casa” donde voy a celebrar
las Bodas del Cordero:

Enséñame, Oh Maria Auxiliadora

Enséñame, Oh Maria Auxiliadora

 

Enséñame, Oh María Auxiliadora,
a ser dulce y bueno en todos los
acontecimientos de mi vida; en los
desengaños, en el descuido de otros,
en la falta de sinceridad de aquellos
en quienes creí, en la deslealtad de
aquellos en quienes confié.

Ayúdame a olvidarme de mí mismo para
pensar en la felicidad de otros;
a ocultar mis pequeños sufrimientos
de tal modo que sea yo el único
que los padezca.

Virgen Santísima, ora por mi...

Virgen Santísima, ora por mi...
 

Señora Santa María,
Virgen Santísima,
mi abogada y refugio,
tu eres la más amable,
hermosa, amorosa y santa
de todas las creaturas...

Eres la predilecta de Dios
y la que más desea
verlo amado por todos sus hijos

Ora por mí, Madre Santísima,
Ora por mí, y obtenme la gracia
de amarlo siempre
con todo mi corazón.
Eso te pido y espero de tí.

Amén.

 

Virgen fuerte en el dolor

Virgen fuerte en el dolor

 

Santa María, Madre de Dios.
Tú has permanecido con firmeza de pie
junto a la Cruz para participar, con
todo tu maternal cariño, en los tormentos
y suplicios de tu Hijo.

Has querido probar en tu corazón todos
los dolores que atormentaban su cuerpo
y su alma, para que su sacrificio llegase
a ser también totalmente tuyo, por esto
tú serás siempre para nosotros el modelo
de firmeza en las pruebas, ofrecidas en
unión al sufrimiento redentor de tu Hijo
Jesucristo.