SAN VICENTE DE PAUL
SAN VICENTE DE PAUL
ORACIÓN I
ORACIÓN I
¡ Oh Bellísima Flor del Carmelo, Fructífera Viña, Resplandor del Cielo, Madre Singular del Hijo de Dios, Virgen Siempre Pura !
Madre Santísima, después de habernos traído el Hijo de Dios, permanecísteis intacta y sin mancha ninguna.
¡ Oh Bienavernturada Siempre Virgen, asistídme en esta necesidad !
¡ Oh Estrella del Mar, auxiliad y protegédme !
¡ Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a vos !
¡ Madre y Ornamento del Carmelo,
rogad por nosotros !
Santo Padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante nuestro Padre Misericordioso por los que sufren.
1. "Nada hay mejor que la oración y coloquio con Dios ....Me refiero, claro está, a aquella oración que no se hace por rutina, sino de corazón, que no queda circunscrita a unos determinados momentos, sino que se prolonga sin cesar día y noche". (Hom. 6 sobre la oración).
Oh Dios, que por mediación de la Santísima Virgen otorgaste a San Josemaría, sacerdote, gracias innumerables, escogiéndole como instrumento fidelísimo para fundar el Opus Dei, camino de santificación en el trabajo profesional y en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano: haz que yo sepa también convertir todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte, y de servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas, iluminando los caminos de la tierra con la luminaria de la fe y del amor.
Señor, no dejes de darme,
para que yo pueda compartir,
sigue perdonándome
para que yo aprenda a ser indulgente;
No te canses de pedirme,
para que no me encierre en mí mismo
reclama para que no me vuelva avaro
persiste en mover mi pereza,
para que no me instale en mi egoísmo
enséñame a vivir en el amor,
enséñame a amar con tu corazón.
Y ten... paciencia con este tu ojo
para que no se canse nunca de servirte.
Enséñame a vivir.
Amen.
O gran San Gerardo, amado sirviente de Jesucristo, perfecto imitador de tu Manso y Humilde Salvador, y devoto Hijo de la Madre de Dios: enciende en mi corazón una chispa de ese fuego celestial de caridad que brilló en tu corazón y te hizo un ángel de amor.
Creo, Señor,
haz que crea con más firmeza;
espero, haz que espere con más confianza;
me arrepiento, haz que tenga mayor dolor.
Te adoro como primer principio;
te deseo como último fin;
te alabo como bienhechor perpetuo;
te invoco como defensor propicio.
Dirígeme con tu sabiduría,
átame con tu justicia,
consuélame con tu clemencia,
protégeme con tu poder.
Te ofrezco, Señor, mis pensamientos,
para que se dirijan a ti;
mis palabras, para que hablen de ti;
Yo te saludo María, Madre de Dios,
tesoro venerado en todo el universo
luz que no se apaga,
Tú naciste del sol de la justicia
centro de la verdad
templo indestructible.
Yo te saludo María,
casa del Aquel que ningún lugar
puede sostener,
Tú que has hecho retoñar una espiga
que no se marchitará jamás
Por tí los pastores rindieron gloria a Dios
Por Tí se bendice en el Evangelio,
Aquel que viene en el nombre del Señor.