Oración de la noche 6
ORACIONES DE LA NOCHE
Así como nuestro primer pensamiento del día debe ser para Dios, también debe serlo el último. No se te pase nunca por alto la oración de la noche, antes de acostarte.
Así como nuestro primer pensamiento del día debe ser para Dios, también debe serlo el último. No se te pase nunca por alto la oración de la noche, antes de acostarte.
Concédenos, Señor, ser perseverantes en el fiel cumplimiento de tu voluntad, para que en nuestros días crezca tu pueblo no solo en número, sino también en santidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
Acuérdate, Señor, de tu misericordia, y,
ya que a los hambrientos los colmas de bienes,
socorre nuestra indigencia con la abundancia de tus riquezas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
Dóciles a la invitación de tu voz maternal,
oh Virgen Inmaculada de Lourdes, acudimos a
tus pies en la humilde gruta donde aparecisteis
para indicar a los extraviados el camino de la
oración y penitencia, dispensando a los que
sufren las gracias y prodigios de tu soberana
bondad.
Recibid, oh reina compasiva, las alabanzas y
súplicas que pueblos y naciones, unidos en la
angustia y la amargura, elevan confiados a Ti.
Quiero ensalzarte,
Rey mío y Dios mío,
y bendecir tu nombre para siempre,
Deseo bendecirte cada día
y cantarle a tu nombre para siempre,
Pues grande es el Señor,
digno de recibir toda alabanza,
y no puede medirse su grandeza.
JESUCRISTO:
¡Qué alegría!
saber que estás de mi parte,
haga lo que haga,
Jesucristo, por tu amor.
¡Qué alegría!
sentir que me aceptas como soy,
y que no necesitas que me justifique,
Jesucristo, por tu amor.
¡Qué alegría!
comprobar tu fidelidad inagotable,
inamovible como la Roca,
Jesucristo, por tu amor.
¡Qué alegría! poder decirte "Te quiero",
y tú creértelo a pesar de todo,
Jesucristo, por tu amor.
Señor y Dios mío te doy gracias, por todos los dones que me has regalado a lo largo de toda la vida y por los favores y todas las gracias que hoy he recibido de tu bondad, así como por todo cuanto de bueno haya hecho, pues sé que cuanto de bueno hay en mí, es obra de tu amor.
Gracias, Padre bueno, por mi familia.
Gracias por mis mayores que tantas cosas buenas me dejaron: casa, ahorros, formación, trabajo, costumbres, tradiciones…
Gracias, particularmente, por la fe cristiana que también me pasaron.
Gracias Señor por traerme a la oración. Gracias por la alegría de la entrega, el arrepentimiento y el perdón. Gracias por enviarme a Tu Espíritu Santo a enseñarme y a guiarme. Gracias por los frutos que Tu Espíritu está trabajando en mí como el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, el control de mi mismo. Gracias por enviarme personas que necesitan ayuda.