Una historia de Navidad. Descubrir a Cristo en los necesitados
Una historia de Navidad
Descubrir a Cristo en los necesitados
1) Para saber
Descubrir a Cristo en los necesitados
1) Para saber
Ser soldados de Cristo
Para tener la valentía de defender la fe
1) Para saber
Actualmente los países de Europa han querido estar unidos, formando una Comunidad Europea, aunque sobre todo es del tipo económica. Esta idea ya la tuvo en la Edad Media Carlomagno, quien se dedicó a reunir a todos los pueblos de Europa bajo su cetro fundando un gran imperio. También quería que todos sus habitantes tuvieran la verdad de la religión cristiana.
Tema principal
Las “preferencias” de Cristo: humildad, pobreza, pureza, obediencia...
Fruto
Dios se hizo hombre para salvarnos de nuestros pecados y abrirnos el camino al Cielo.
Debemos maravillarnos con el hecho de la encarnación e imitar a Cristo en su pobreza, humildad y pureza.
1. Dios se hizo hombre para salvar a los hombres.
Por primera vez Dios entra a formar parte de la historia humana. Desde ese año en adelante, la historia se dividió en dos: antes y después de Cristo.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser muerto y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: ¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.
Mc 8,3 1-33
Debemos llevar nuestra cruz con sentido sobrenatural.
El cristianismo es aceptar a Jesucristo y todo lo que Él nos enseña en el Evangelio, interpretado auténticamente por el Magisterio de la Iglesia.
Jesucristo contó la parábola de los viñadores infieles (Mt 21,33-46) a los sacerdotes judíos y a los fariseos, pues ellos estaban rechazándole a Él, el Hijo de Dios, enviado por el Padre (v.45).
La venida de Cristo exige un cambio moral en nuestra vida.
...Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolviò en su luz: y se llenaron de temor.
Al constatar la existencia de tantas religiones, al percibir cómo se dan creencias tan distintas entre los seres humanos, surgen diversas preguntas.
Una de ellas se refiere a la verdad. ¿Existen verdades alcanzables por los hombres y mujeres de nuestro planeta por lo que se refiere a la religión? ¿Es posible establecer cuál es la religión verdadera, o al menos cuál sea la “más” verdadera, o la “menos” falsa? ¿Pueden los poderes públicos tomar alguna posición concreta en estos temas?
Existe un método bastante definido con que algunos atacan la doctrina de la Iglesia católica. Recogen citas de Papas y concilios para demostrar, según ellos, que la Iglesia ha cambiado planteamientos y dogmas a lo largo de la historia. A partir de lo anterior concluyen que no existirían verdades absolutas, y que lo que hoy defienden el Papa y los obispos, mañana puede cambiar.
Nos impresiona la muerte de Pedro. El Papa, cada Papa, en cuanto hombre, está marcado por ese destino tremendo, dramático, misterioso, con el que concluye la existencia humana en esta tierra. El Papa, grande o pequeño, aplaudido o criticado, muere.
El momento de la partida, la hora del “hasta el cielo”, llega un día, tal vez de modo repentino, o tras una larga enfermedad. Los fieles, con una tristeza profunda, sienten el hueco que deja el pastor supremo, el obispo de Roma, cuando vuela al encuentro del Maestro.