Católicos y anglicanos
Es realmente gozosa la noticia recibida esta semana desde Roma y Londres simultáneamente, que augura una unión más cercana entre católicos y anglicanos. Para comprender la dimensión del paso que se ha dado es necesario hacer un poco de historia. El rey Enrique VIII de Inglaterra en 1534 consumó la división entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Inglaterra como respuesta a la negativa del Papa Clemente VII de anular su matrimonio legítimo con Catalina de Aragón, para unirse en nuevas nupcias con Ana Bolena (a la que por cierto, después decapitó).