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No eres hombre del ayer

Hablar de ti no es fácil que me perdone el tiempo
tu voz era la miel tus ojos los de un siervo,
de manos delicadas, pero fuertes como el hierro.
Tú, pescador del mar agricultor de paz
minero que llegaste al interior de mi silencio.

Cristo, Cristo no eres hombre del ayer
eres fuerza que trae el amanecer.
Cristo, el Hijo, con el viento gritaré
soy mil voces que una sola puede ser.

Si de pronto aparecieras que mundo en convulsión
peleamos por las tierras muerte siembra el cañón.
Saquemos las fronteras en el nombre del amor.
Tú, Señor lo harías así y Él está dentro de Ti
si somos tan iguales formemos un solo país.