Madre de los pobres
los humildes y sencillos
de los tristes y los niños
que confían siempre en Dios.
Tú, la más pobre,
porque nada ambicionaste
Tú, perseguida, vas huyendo de Belén
Tú, que en un pesebre
ofreciste al Rey del Cielo,
toda tu riqueza
fue tenerlo sólo a Él.
Tú, que en sus manos,
sin temor te abandonaste,
Tú, que aceptaste
ser la esclava del Señor,
vas entonando un poema de alegría
«canta, alma mía,
porque Dios me engrandeció».