Cuando siento el silencio de mi vida
y mendigo el tesoro de tu amor,
veo la puerta abierta de tu herida
y puedo oír latirte el corazón.
Cuando se queja mi alma dolorida
y no encuentro consuelo a su dolor,
te veo a Ti clavado por la ira
que el pecado del hombre provocó.
Cuando se me escapado la sonrisa
y me he cansado ya de huir del Sol,
siento tu mano alegre que me invita
a jugármelo todo
por seguir a mi Dios,
a jugármelo todo
por seguir a mi Dios.
A fuerza de ensayar la despedida,
se me ha escapado el tiempo del reloj,
sólo me acuerdo ya de la alegría
que sentiremos juntos,
solos mi Dios y yo,
que sentiremos juntos,
solos mi Dios y yo.
Atrás quedaron ya todos los días
de luchas que encendieron mi valor,
atrás quedó la amarga compañía
de mis versos cansados
de cantarle al Amor,
de mis versos cansados
de cantarle al Amor.
Si antes sólo apenas conocía
que me amas a pesar de lo que soy,
ahora que a Ti me entregó volvería
a jugármelo todo por seguirte, mi Dios,
a jugármelo todo, todo, todo por seguirte, mi Dios.