Todos deseamos que nuestros hijos lleguen a ser personas maduras, capaces de tomar decisiones y afrontar sus consecuencias. Y para ello, la formación escolar de nuestros hijos es un ingrediente fundamental.
Hay que motivarle, observar sus dificultades, reflexionar sobre el ambiente familiar y sobre todo, hacerle responsable de sus actos. Por eso el papel de la familia es determinante en el desarrollo de la personalidad de cada hijo y en el éxito académico.
Es decir, si nos preocupa su rendimiento escolar, lo primero que tenemos que tener claro es que para lograr buenas calificaciones es necesario que el ambiente familiar sea el idóneo, que lo estemos educando con valores y responsabilidades.
Por ello, si tiene ciertas tares en la casa, como ayudar en la limpieza o simplemente en el orden de su habitación, lo forjará en la disciplina y, como consecuencia, esto también se reflejará en sus estudios.
También la administración del tiempo es vital. Se debe dedicar un momento al estudio todos los días, pues aunque no se tengan tareas, siempre se puede repasar la lección.
Asimismo, es importante fijar un horario en el que toda la familia se concentre en el estudio; ya que si los hermanitos o los papás están viendo la tele o haciendo otra actividad, para quien está estudiando la tarea puede ser una condena.
De igual manera, hay que tener una habitación fija para trabajar, sin teléfono, radio o televisión, en donde haya una mesa apropiada, pues no se estudia en la cama, ni recostados en el sillón, ya que entonces surgen ganas de todo, menos de estudiar.
En cuanto a los padres, es esencial conocer los horarios escolares –qué materia lleva cada día–, exámenes y trabajos. Pero no hay que intervenir de más en los deberes que los hijos ya puedan hacer por su propia cuenta, sino que hay que dejarlos.
Hay que analizar las capacidades de nuestros hijos, fomentar las asignaturas que mejor se les den y ayudarles a que se esfuercen un poco más en las que se les complican. Siempre hay que fomentar la satisfacción del trabajo bien hecho. Y nunca hay que decirle a un hijo que es un desastre, es mejor motívale y valórale.
Platica con él o ella y pregúntale si tiene algún problema con amigos o profesores, indaga qué es lo que lo está desmotivando. De ser así, busca los medios para ayudarle a solucionar el problema. Si es necesario, acude con el profesor para que juntos busquen la mejor manera para que tu pequeño obtenga mejores calificaciones.
Si se está pensando en contratar a un profesor particular por las tardes, se debe usar como último recurso, puesto que los niños se esfuerzan menos y se distraen más en clase, "porque ya se lo explica luego el profesor en casa".
Otro punto importante es fomentar la lectura, pues mejora el rendimiento escolar, en especial en la expresión y comprensión oral y escrita.
Pregunta en el colegio sobre ciertas técnicas de estudio (resúmenes, subrayado, esquemas) y junto con tu hijo busquen cuál es la indicada y la que les ayudará a alcanzar mejores notas.
No te obsesiones por tener hijos "genios" que sólo tengan 10 en la boleta. No queremos ratones de biblioteca, sino niños felices; no obstante, en la materia en que puedan sacar un 10 porque le gusta y se les facilita más, que lo saquen.
Y recuerda, más que criticarles o castigarles por los objetivos no cumplidos sobre los estudios, hay que fomentarlos y motivarlos por los objetivos alcanzados.