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Tiempo de espera

La frase es muy manida, pero verdadera. Estamos todos los humanos aquí en la tierra de paso. Como en la sala de embarque de un aeropuerto, todos permanecemos en la vida esperando el embarque para el viaje sin retorno. Sabemos que más pronto o más tarde nos llegará nuestro turno. Tenemos ya el billete en el bolsillo para LO DEFINITIVO, el más allá. Es cuestión de tiempo, que pasa raudo y nosotros con èl.

Mientras, nos vamos entreteniendo haciendo cosas. Quizás tarden un poco en decir nuestro nombre. Vemos desfilar, imparablemente, a otros: vecinos, allegados ,familiares. Hay quienes piensan que la llamada es para los demás y que de él se olvidarán. Prefieren pasarlo distraídos, mientras les llega la hora del embarque. No me parece postura racional ni correcta. Tampoco cristiana. Jesús nos ha dicho machaconamente: “Vigilad y estad atentos, por que no sabéis el momento ni la hora”. Algunos-no muchos- le hacen caso. Previsoramente, vienen preparando su equipaje. En la aduana de embarque NADA MATERIAL podrá llevarse. Sólo el bien y el mal que cada uno haya acumulado en su vida. Allá cada cual con su postura en este tiempo de espera.

Lo que realmente importa no es lo que otros hagan o dejen de hacer, sino tener el equipaje preparado. Las maletas llenas de buenas obras. Obras de amor, con amor y por amor. Lo demás va a ser lo de menos. SEAMOS LISTOS Y PREVISORES.

Buena ocasión este tiempo para recordarnos a todos la gran verdad.