Pasar al contenido principal

Testigos de Jehová (Jehovismo)

Testigos de Jehová (Jehovismo)

Este nuevo movimiento religioso apareció en Pittsburg, Pennsylvania (EE.UU.), en torno al año 1875. Su fundador, Charles Tazel Russell, era presbiteriano y luego se hace adventista. En 1879 se casa con Ma. Francisca Ackley, quien más tarde se cansa de sus infidelidades conyugales. Fue condenado dos veces por estafa (dinero obtenido por la compra de las posesiones de los que lo vendían todo, convencidos por él de la inminencia del fin del mundo) (1911) y por perjurio (1913).

Los testigos de Jehová reconocen la Biblia como Palabra de Dios, pero usan un texto no crítico y manipulado, adaptado en no pocos textos a sus creencias. Por ejemplo, traducen “esto significa mi cuerpo” en vez de “es mi Cuerpo” (palabras institucionales de la Eucaristía)

Desde 1967, nunca se lee la Biblia directamente. Estudian la Biblia por temas con el apoyo de ciertos pasajes escogidos. Tienen seis tomos de Estudios sobre las Escrituras. Russell dijo: “No son meramente comentarios acerca de las escrituras o Biblia, sino que son prácticamente la Biblia misma. El que se dirige ala Biblia sola, dentro de dos años vuelve a las tinieblas. Al contrario, si se lee los Estudios sobre las Escrituras con sus citas y no ha leído ni una página de la Biblia como tal, estará en la luz al término de dos años (“Atalaya” 19.9.1910).

Cuando se escucha a una pareja de jehovistas se tiene la impresión de que se siente en posesión de la verdad inalterada e inalterable. No obstante, la historia de las creencias y prácticas jehovistas muestra que no ha sido así. Los jehovistas han cambiado su normativa de comportamiento ético-moral y disciplinar, por ejemplo: las transfusiones de sangre, alabadas antes de 1940, quedan prohibidas en 1945. Los cambios en las verdades creídas han provocado un proceso de crisis en algunos de sus seguidores.

Cuando se expone a los directores jehovistas esas alteraciones, a veces contradictorias, se escudan atribuyéndolas a “una mayor luz” para comprender la verdad. El gobierno central toma sus decisiones por la mayoría de los dos tercios. No cesan de imprimir libros nuevos. ¿Por qué no suelen reeditar los ya agotados ni los retirados de circulación antes de agotarse? Porque así los testigos de Jehová no pueden descubrir las falsedades (por ejemplo, incumplimiento de las profecías) ni las contradicciones.

Los testigos de Jehová no son cristianos, aunque ellos suelen presentarse como tales. Niegan la Santísima Trinidad para no rebajar la categoría de Jehová. Conciben corpóreo a Dios. Niegan la diferencia esencial entre Dios y el hombre.

El fundador había anunciado el fin del mundo para el 1 de octubre de 1925. Más tarde prefijaron la fecha para 1975. Afirman que en 1914 comenzó “el tiempo del fin” y que el fin definitivo es inmediato. Continuarán prefijando nuevas fechas aunque “sólo el Padre” conoce el día del juicio (Mateo 24,26; Marcos 13,32).

A veces niegan la existencia del alma, otras veces dicen que sí existe; pero o la identifican con la sangre o la entienden en el sentido etimológico (“aliento, aire”). No hablan de la “inmortalidad de las almas”, sino de la “resurrección de los muertos”. Sólo serán inmortales e irán al cielo los Apóstoles y los jehovistas necesarios para completar el número de los 144.000 elegidos (Apoc 14,1-3).