Impactante, ejemplarizante y conmovedora la noticia de la conversión del director deportivo de la escudería Renault, Flavio Briatore, manager, maestro de Fernando Alonso y Michel Schumacher. “Famoso por sus excesos vitales, sus líos de faldas, su gusto por el desenfreno y la buena vida”.
Se le detectó e intervino a tiempo un cáncer de riñón. La operación le salvó y cambió la vida. Este coleccionista de amantes famosas ha visto la mano de Dios en su existencia y ahora está dispuesto a dedicarse de lleno a quien lo necesite, pues considera superflua su anterior vida.
Qué cierto es que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Permitió que el cáncer le alcanzase para que el millonario playboy recapacitase “que tenemos que agradecerle a Dios, cada mañana, aunque solo sea la posibilidad de afeitarnos frente al espejo”.
Más de 20 siglos lleva escrita la palabra de Jesús de Nazaret, que tantas conversiones y santos ha logrado: “¿Qué le importa al hombre ganar el mundo entero si malogra su vida”?.
Dios misericordioso aguarda a cada hombre en algún recodo de su vida para tenderle su mano amorosa y hacerle comprender dónde se encuentra la verdadera felicidad que todos anhelamos.