En la profecía de Isaías
está expresada toda la verdadera significación
de la Cuaresma.
Este tiempo de cuarenta días
no es sino un periodo de duelo, de consternación
y de ayuno.
Es una larga preparación para
la fiesta de Resurrección. Pero entre el
Miércoles de Ceniza, en que se recuerda al
hombre su humildad, y la mañana gloriosa de
Pascua, está todo el drama de la Pasión.
Esta cuarentena de
recogimiento tiene un origen lejano en las
Escrituras. Se prefigura e incluso se enseña y
predica en el libro de Jonás. La Cuaresma de los
cristianos ha actualizado, vivificada por el
Evangelio, la cuarentena de los ninivitas.
Ocurrió que la suerte de
Nínive había interesado a Jonás.
Esta ciudad era tan grande,
que para recorrer todas sus calles había que
andar tres días. Jonás anunció a sus
habitantes: "Dentro de cuarenta días será
destruida Nínive."