¿Sexo por curiosidad?
—Si me quieres ¡entrégate! Tengo curiosidad por probar qué se siente estar contigo-, dice el muchacho.
—No soy coche para que “me pruebes”— le contesta ella. Tú quieres vivir el momento, y no mides las consecuencias para ti y, sobre todo, para mí.
Muchos adolescentes lo hacen por curiosidad. Con las caricias y besos la pasión puede salirse de control. Ceder una o dos veces equivale a rodar cuesta abajo...
Resistir el impulso es el fundamento de cualquier tipo de autocontrol. La capacidad de resistir los impulsos, demorando o eludiendo una gratificación, constituye una parte esencial del gobierno de uno mismo.
En una encuesta a jóvenes se vio que lo que más interesa es la diversión y luego la salud, y piensan que no se van a contagiar de enfermedades de transmisión sexual. Los jóvenes viven el instantaneísmo. La crisis actual es una crisis de falta de reflexión.
El sexo no es un juego. La sexualidad es tan maravillosa que se ha de cuidar para alguien que valga la pena y dentro del matrimonio. Sin relación con el amor o el matrimonio, el sexo empobrece mucho a la persona. Si el joven se entrega a cualquiera, habrá quizás pasión, pero el sexo dejará de ser algo especial. A veces nos asombra el crecimiento de corrupción a nivel de gobernantes y a nivel del pueblo. Y es que existe una estrecha relación entre la vida casta y la honestidad. Cuando abunda la pornografía y el libertinaje, enseguida se refleja en los demás campos. La castidad es una virtud que nos afecta a todos.
Scout Hahn cuenta que un profesor fue a visitar París, un fin de semana, acompañado por dos alumnos. De pronto, vieron a una prostituta parada en una esquina. Vieron que su profesor se dirigió hacia ella y le preguntó:
—¿Cuánto cobra?
—Cincuenta dólares.
—No, es demasiado poco.
—¡Ah!, sí, para los americanos son150 dólares.
—Es aún muy poco.
—¡Ah, claro!, la tarifa de fin de semana es de 500 dólares.
—Incluso eso es demasiado barato.
Para entonces la mujer ya estaba algo irritada, y dijo:
—Entonces, ¿cuánto valgo para usted?
—Señora, nunca podré pagar lo que vale usted, pero déjeme hablarle de alguien que ya lo ha hecho.
Y le habló de Cristo, de su Pasión y Muerte por nosotros. La Biblia habla del valor del cuerpo, y dice algo que muchos ignoran: “Fuisteis comprados a gran precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo (1 Cor 6,20). El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor (1 Cor. 6,13). ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? (1 Cor 6,15)”.
La delicadeza en el trato es una de las cosas más agradables de la convivencia. Va acompañada de la pureza de corazón. El que ama no busca el goce, sino busca la felicidad del ser amado, aunque le suponga sacrificio, renuncias y generosidad, y entonces él mismo es feliz pues el ser humano está hecho para la donación.