Sentido de la sexualidad
Hay personas que están en condición lúcida; sin embargo, otras, están en
una situación descompuesta: no saben quiénes son, de dónde vienen ni a dónde van.
Las cosas y, entre ellas la sexualidad, tienen la capacidad de ser interpretadas desde diversos puntos de vista. Lo importante es encontrar su significado original. La sexualidad es un océano, es un tema largo y complejo que afecta a nuestro modo de ser más profundo.
¿Para qué debo entender el significado de la sexualidad:
• Para prevenir posibles daños..
• Para desconcertarse menos
• para luchar de una manera más lúcida.La bondad es consecuencia de nuestros actos y de nuestras ideas. Yo no soy
mis ideas sino mis actos.Varón y mujer son referentes. Un referente es un tipo de identidad que lo
es en relación a otro; es decir, que no termina en sí mismo. Debe de haber
dos modos de ser humano -mujer y varón- para que nuestra propia naturaleza
sea ocasión de diálogo.Se puede tener una interpretación dualista y equivocada del ser humano, en
el que se le considera formado por cuerpo y alma, considerando que no tienen
nada que ver ya que se les ve como dos realidades distintas. La interpretación monista considera al ser humano como uno. Es una persona corpórea o un cuerpo personal que puede tener un monólogo y puede, asimismo, comunicarse con otros.Hay una percepción de que yo soy yo, y de que sólo yo soy yo. Pero también
hay la percepción de un tú posible, de una compañía adecuada. Mi cuerpo tiene la capacidad de expresar compañía. La principal palabra humana es el cuerpo. Si una muchacha engancha por sus piernas, allí se va a quedar el novio. Allí la persona no es percibida. Luego saldrá el ser real.
La biografía real de una persona son sus valores. “Cada uno se transforma en lo que hace”. Si un hombre asesina, y no reconoce que hizo una mala acción, y sigue asesinando, se convierte en un asesino. Ser hijo de Dios no se alcanza por nacimiento, sino que se llega a ser progresivamente con la profundización en la fe, con la escucha prolongada de la palabra de Dios, con su interiorización (es el ejemplo de la semilla en la buena tierra: como en la parábola del sembrador), con la oración y la práctica de las virtudes cristianas.