Es curioso por demás y la historia se repite. Se hace una manifestación reivindicativa de cualquier derecho, como la reciente de 2000 emigrantes en Barcelona, exigiendo papales para todos. Hasta ahí, todo correcto. Pero, ¿dónde, dirán ustedes, van a parar y a refugiarse?.
No, no irán a ningún centro gubernamental, ni sede de partido, ni a cualquier mezquita de las centenares que hay por todas partes, ni tampoco a un centro comercial o cívico, a un campo de fútbol o a una plaza de toros?. Lo que buscan enseguida como lo más socorrido (¡nunca mejor dicho¡) es una iglesia católica o la catedral de la ciudad.
Y mira por donde, esto es lo más curioso, esta decisión le cae bien a todo el mundo. También a los que arremeten contra la Iglesia, a los anticlericales, a los que afrentan y calumnian cualquier medida que adopte la Iglesia, a los que no les gustan las catedrales etcétera. Ni una palabra, en ciertos medios, de crítica, de denuncia, o de aplauso a la Jerarquía católica.
Me choca mucho esta doble medida de ciertos progres de salón. Como católico me honro con lo que simboliza y ejerce de verdad la Iglesia: Refugio de inmigrantes.