¿Qué enseñanza nos dejan los Tres Reyes Magos, aparte de la ilusión para muchos niños de recibir juguetes de su parte? Una lección de humildad, de obediencia, de gusto y gozo por la Vida Divina, sabiendo que es la única forma de llegar con el corazón limpio al Reino de Dios.
Dice la historia que estos personajes eran muy ricos y poderosos, ¿entonces qué los motivó a viajar desde tan lejos? Había muchas incomodidades en aquella época, ya que no había coches, ni aviones, ni fondas a mitad del camino para detenerse a comer, ni refrigeradores que permitieran mantener por mucho tiempo la comida en buen estado. Si reflexionamos sobre todo esto, nos surge la pregunta, ¿por qué o para qué se tomaron tantas molestias, si nada les hacía falta en sus hogares, en sus palacios, en sus ricas tierras? Esta es exactamente la respuesta, sí les hacía falta algo, lo más importante en sus vidas, estar cerca de Su Creador, de Su Redentor, llenarse el corazón con su Presencia, conocer al Hijo de Dios, conocer a Su Salvador, quien les iba a permitir que todos sus actos buenos tuvieran una recompensa: la Vida Eterna en el Cielo.
¿Cómo es posible que ahora tanta gente rica o pobre, con mucho o con poco, no se dé cuenta de que también debe alimentar su aspecto espiritual, al igual que al cuerpo y a la mente? ¿Por qué el ser humano hoy en día, no se detiene a pensar un poco que todo lo material se acaba, que al final de la vida, sólo lo espiritual es lo que crece y permanece? Los Reyes Magos sí se dieron cuenta de esto y entonces, nada les detuvo para ir en busca de lo que no se compra con dinero, de lo que no se obtiene con poder, de lo que no se consigue con trampas, tranzas o con sobornos. Tuvieron la sabiduría y la humildad para reconocer que la Felicidad sólo se consigue agradando a Dios Nuestro Señor, cumpliendo su Voluntad y actuando con bondad, con generosidad, con sacrificio, en una palabra con verdadero amor.
Podemos darnos cuenta al hablar de esta forma de los Reyes Magos, que lo que ellos hicieron no lo hicieron porque fueran ricos o poderosos, sino simplemente porque eran buenos. Es decir, el dinero no determina el crecimiento espiritual, y la voluntad de amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos, está dentro de nuestra libertad interior, y no depende de las circunstancias externas que nos rodean. Por supuesto que también debemos pensar en las mejoras físicas, de salud, de vivienda, de alimentación, de educación, de seguridad social, nada de esto debe omitirse; pero no olvidar que la parte espiritual es la que nos va a dar una verdadera Felicidad y que nos ayudará a afrontar todos los demás problemas que se nos presenten en la vida.
Al abrirnos para que Dios entre en nuestros corazones, tal como hicieron los Santos Reyes, El nos dará la fuerza para aceptar de mejor manera lo que no podemos cambiar y nos dará la luz para reconocer lo que está en nuestras manos mejorar.
Al partir en convivencia con la familia, la tradicional rosca de Reyes, podemos darle un sentido muy profundo a esta celebración: ofrecerle, no al muñequito, sino al verdadero Niño Jesús, que al igual que los Tres Reyes, nosotros caminaremos hacia El sin importar los obstáculos ni dificultades que debamos vencer para alcanzarlo.