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Periodistas

Mucho cuidado con los adjetivos calificativos que se añaden a los nombres propios de los profesionales de los medios. Un periodista a secas, sin más adjetivos, etiquetas, ni connotaciones de tipo religioso, pero que da pruebas diarias de honradez, sinceridad, veracidad, valentía, vasta cultura, independencia, criterio propio, que llama a las cosas y personas por su nombre, que lucha contra corriente, defendiendo valores esenciales como la libertad, el bien común y la unión de los hombres y tierras de España...es ALGUIEN NECESARIO E IMPRESCINDIBLE.

Un periodista “católico” que sermonea, da consejos a los obispos, que no hace causa común con otros de la profesión en la defensa de lo esencial, y fomenta desconfianza, la separación, la duda entre los católicos respecto a la actuación de la Jerarquía, es para mí un periodista “católico” de nombre, pero ni necesario, ni imprescindible, tal vez inane.

A un católico periodista lo primero que se le exige –decía Herrera Oria – es que sea periodista de verdad, lo sustantivo. El ser católico es secundario.