¿Cómo ha pasado Usted el mes de la Patria?
No ha sido un mes fácil este Septiembre del 2003. Catástrofes naturales, familias damnificadas, ciudades y pueblos aislados, por un lado. Por el otro, polémica entre los políticos, vuelta a los tiempos de la impunidad, ataques inmisericordes entre los que deberían tener a la nación como su prioridad más alta y que, evidentemente, piensan que su partido es la Patria y que todo lo que sea bueno para su partido será bueno para México. Y como si algo faltara, informaciones en las noticias condenado a hombres de Iglesia antes de que se haya comprobado nada de acusaciones filtradas a la prensa, lamentablemente según los responsables de la investigación.
¿Le quedaron ganas de celebrar? A mí, sí. Espero que a Usted también. La Patria es muy superior a todo eso, está muy por encima de las mezquindades de algunos y de las penas y calamidades temporales.
Hace ya tiempo que venimos viviendo un deterioro del término Patria, un desprestigio del concepto Patriotismo, que nos han hecho sentir anticuados y fuera de lugar en estos tiempos de la post modernidad (o post-post modernidad, vaya usted a saber). No han faltado los editoriales en donde se nos dice que hacemos mal en celebrar a la Patria, que somos patrioteros, que eso es de pueblos atrasados, que mejor deberíamos de celebrar a la Patria trabajando o estudiando o haciendo el bien sin mirar a quién.
¡Ya basta! La Patria es un gran valor, que deberíamos de cultivar, nutrir, hacer crecer. Nuestra Patria, México, está llena de valores y de virtudes. Es el hogar de millones de mujeres y hombres buenos y generosos, fuertes, trabajadores y honrados. Y son más, muchos más que las minorías escandalosas que no comparten los grandes valores nacionales pero, eso sí, que son noticia precisamente porque se salen de la normalidad. Es momento de reconocer y celebrar nuestra cultura característica, nuestras tradiciones, nuestras costumbres, a nuestros viejos y a nuestros niños, a nuestros héroes y a nuestros mujeres y hombres sencillos. Es el momento de preguntarnos ¿Qué podemos hacer por nuestra Patria? ¿De qué manera podemos contribuir a que sea más fuerte, más grande en lo material y en lo espiritual, a que sus hijas e hijos sean más felices y tengan el destino que se merece la gente bondadosa y honesta que es la mayoría?
¡Ya basta de que nos hagan avergonzarnos de ser mexicanos con la insistencia machacona en las fallas del país, sin hablarnos de sus logros!
Vamos a celebrar, orgullosamente, los valores de nuestra mexicanidad del mejor modo posible: volviendo a nuestras raíces y trabajando para que este país sea cada día mejor.