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Maestros y lugares de oración

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CUARTA PARTE
LA ORACIÓN CRISTIANA

PRIMERA SECCIÓN 
LA ORACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA

CAPÍTULO SEGUNDO
LA
TRADICIÓN DE LA ORACIÓN

ARTÍCULO 3
MAESTROS Y LUGARES DE ORACIÓN

Una pléyade de testigos

2683 Los testigos que nos han precedido en el Reino (cf Hb 12,
1), especialmente los que la Iglesia reconoce como "santos",
participan en la tradición viva de la oración, por el modelo de su vida, por
la transmisión de sus escritos y por su oración actual. Contemplan a Dios, lo
alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. Al entrar
"en la alegría" de su Señor, han sido "constituidos sobre lo
mucho" (cf Mt 25, 21). Su intercesión es su más alto servicio al plan de
Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo
entero.

2684 En la comunión de los santos, se han desarrollado diversas

espiritualidades
a lo largo de la historia de la Iglesia. El carisma personal de
un testigo del amor de Dios hacia los hombres, por ejemplo el
"espíritu" de Elías a Eliseo (cf 2 R 2, 9) y a Juan Bautista (cf Lc
1, 17), ha podido transmitirse para que unos discípulos tengan parte en ese
espíritu (cf PC 2). En la confluencia de corrientes litúrgicas y teológicas
se encuentra también una espiritualidad que muestra cómo el espíritu de
oración incultura la fe en un ámbito humano y en su historia. Las diversas
espiritualidades cristianas participan en la tradición viva de la oración y
son guías indispensables para los fieles. En su rica diversidad, reflejan la
pura y única Luz del Espíritu Santo.

"El Espíritu es verdaderamente el lugar de los santos, y
el santo es para el Espíritu un lugar propio, ya que se ofrece a habitar con
Dios y es llamado su templo" (San Basilio, Spir. 26, 62).

Servidores de la oración

2685 La familia cristiana es el primer lugar de la educación en
la oración. Fundada en el sacramento del matrimonio, es la "Iglesia
doméstica" donde los hijos de Dios aprenden a orar "en Iglesia"
y a perseverar en la oración. Particularmente para los niños pequeños, la
oración diaria familiar es el primer testimonio de la memoria viva de la
Iglesia que es despertada pacientemente por el Espíritu Santo.

2686 Los ministros ordenados son también responsables de la
formación en la oración de sus hermanos y hermanas en Cristo. Servidores del
buen Pastor, han sido ordenados para guiar al pueblo de Dios a las fuentes vivas
de la oración: la Palabra de Dios, la liturgia, la vida teologal, el hoy de
Dios en las situaciones concretas (cf PO 4-6).

2687 Muchos religiosos han consagrado y consagran toda su vida a
la oración. Desde el desierto de Egipto, eremitas, monjes y monjas han dedicado
su tiempo a la alabanza de Dio s y a la intercesión por su pueblo. La vida
consagrada no se mantiene ni se propaga sin la oración; es una de las fuentes
vivas de la contemplación y de la vida espiritual en la Iglesia.

2688 La catequesis de niños, jóvenes y adultos, está
orientada a que la Palabra de Dios se medite en la oración personal, se
actualice en la oración litúrgica, y se interiorice en todo tiempo a fin de
fructificar en una vida nueva. La catequesis es también el momento en que se
puede purificar y educar la piedad popular (cf. CT 54). La memorización de las
oraciones fundamentales ofrece una base indispensable para la vida de oración,
pero es importante hacer gustar su sentido (cf CT 55).

2689 Grupos de oración, es decir, "escuelas de
oración", son hoy uno de los signos y uno de los acicates de la
renovación de la oración en la Iglesia, a condición de beber en las
auténticas fuentes de la oración cristiana. La salvaguarda de la comunión es
señal de la verdadera oración en la Iglesia.

2690 El Espíritu Santo da a ciertos fieles dones de sabiduría,
de fe y de discernimiento dirigidos a este bien común que es la oración (dirección
espiritual
). Aquellos y aquellas que han sido dotados de tales dones
son verdaderos servidores de la Tradición viva de la oración:

Por eso, el alma que quiere avanzar en la perfección, según el
consejo de San Juan de la Cruz, debe "considerar bien entre qué manos se
pone porque tal sea el maestro, tal será el discípulo; tal sea el padre, tal
será el hijo". Y añade: "No sólo el director debe ser sabio y
prudente sino también experimentado... Si el guía espiritual no tiene
experiencia de la vida espiritual, es incapaz de conducir por ella a las almas
que Dios en todo caso llama, e incluso no las comprenderá" (Llama estrofa
3).

Lugares favorables para la oración

2691 La iglesia, casa de Dios, es el lugar propio de la oración
litúrgica de la comunidad parroquial. Es también el lugar privilegiado para la
adoración de la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento. La
elección de un lugar favorable no es indiferente para la verdad de la oración:

— para la oración personal, el lugar favorable puede ser un
"rincón de oración", con las Sagradas Escrituras e imágenes, para
estar " en lo secreto" ante nuestro Padre (cf Mt 6, 6). En una familia
cristiana este tipo de pequeño oratorio favorece la oración en común.

— en las regiones en que existen monasterios, una vocación de
estas comunidades es favorecer la participación de los fieles en la Oración de
las Horas y permitir la soledad necesaria para una oració n personal más
intensa (cf PC 7).

— las peregrinaciones evocan nuestro caminar por la tierra hacia
el cielo. Son tradicionalmente tiempos fuertes de renovación de la oración.
Los santuarios son, para los peregrinos en busca de fuentes vivas, lugares
excepcionales para vivir "en Iglesia" las formas de la oración
cristiana.

Resumen

2692 En su oración, la Iglesia peregrina se asocia con la de
los santos cuya intercesión solicita.

2693 Las diferentes espiritualidades cristianas participan en la
tradición viva de la oración y son guías preciosos para la vida espiritual.

2694 La familia cristiana es el primer lugar de educación para
la oración.

2695 Los ministros ordenados, la vida consagrada, la catequesis,
los grupos de oración, la "dirección espiritual" aseguran en la
Iglesia una ayuda para la oración.

2696 Los lugares más favorables para la oración son el
oratorio personal o familiar, los monasterios, los santuarios de peregrinación
y, sobretodo, el templo que es el lugar propio de la oración litúrgica para la
comunidad parroquial y el lugar privilegiado de la adoración eucarística.