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Madrid capital mundial de la juventud: 16 a 21 de agosto

Dentro de pocos días, del 16 al 21, se celebrará en Madrid la 26ª Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), acontecimiento de fe que se estima congregará junto a Benedicto XVI a más de un millón y medio de jóvenes procedentes de 192 Países. Es usual que asistan también a estas jornadas jóvenes no católicos atraídos por el calor de la fe de sus amigas y amigos. Una de las novedades del programa de este año será la confesión de algunos jóvenes con el Romano Pontífice, al mismo tiempo que multitud de sacerdotes ofrecerá confesiones a los millares de asistentes católicos que lo deseen durante estas largas jornadas.

Benedicto XVI llegará a la capital española el jueves 18 de agosto a mediodía y pronunciará su primer discurso en el aeropuerto internacional de Barajas a las 12:00. A las 7:30 p.m. presidirá la Fiesta de acogida de los jóvenes en la Plaza de Cibeles en donde pronunciará un segundo discurso.

El arquitecto Nacho Vicens viene diseñando los escenarios del Papa desde la visita de Juan Pablo II a Madrid en 1982. Este experto en “arquitectura efímera” -así la llaman- se muestra extraordinariamente a gusto cuando se trata de diseñar un entorno creativo que ayude a que el mensaje del Santo Padre llegue a todo el mundo, como éste primero de la Plaza de Cibeles y los demás, entre ellos el de otro aeropuerto de Madrid. El domingo 21 efectivamente el Papa Benedicto XVI presidirá la Misa de clausura de esta JMJ a las 9:30 a.m. en el aeropuerto de Madrid llamado Cuatro Vientos.

Preguntado desde aquí, Patricio Healy comenta que va a la JMJ con un grupo de universitarios coordinado por el centro del Opus Dei en Boston, grupo en el que participan jóvenes de California, Texas y otros estados del Este. Van a visitar antes Barcelona, Zaragoza, Torreciudad, entre otros lugares.
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De alguna manera, se podría decir que cada JMJ es, para muchas y muchos jóvenes, la ocasión de revivir el episodio de Damasco -donde Saulo el perseguidor, con la ayuda de un cristiano de Damasco, Ananías, se convirtió en el apóstol Pablo-, escribe desde Roma monseñor Javier Echevarría, invitado a participar en esta JMJ. El Señor Jesús, por boca de su Vicario en la tierra, Benedicto XVI, dirigirá su palabra a quienes le escuchen y provocará -en quienes le oigan bien dispuestos- una nueva conversión, un cambio quizá profundo en su existencia.

De esa palabra acogida con fe, pueden nacer millares de decisiones de búsqueda de Jesucristo, sin cambiar de estado -en la vida matrimonial, en el celibato apostólico-, o bien, abrazando el sacerdocio o la vida religiosa. El Señor llama a muchos, a todos, a la plenitud de la vida cristiana, por muy diversos caminos. Pero se precisa -como en el caso de san Pablo- un corazón abierto a Dios y a los hermanos, que se adquiere y se profundiza con la ayuda de la catequesis y también con la colaboración de otras personas que, como Ananías, pueden facilitar que la palabra del Vicario de Cristo arraigue en el alma.
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Cada santo, canonizado o no -continúa el mensaje de Mons. Echevarría, Prelado del Opus Dei-, ha tenido su Damasco, su momento de conversión radical a Dios. Quizá no fue tan vistoso como el de san Pablo, pero fue igualmente eficaz. He tenido la suerte de vivir muchos años al lado de un santo que, lleno de convicción, aseguraba: “Madrid ha sido mi Damasco, porque aquí se han caído las escamas de los ojos de mi alma y aquí he recibido mi misión”. Me refiero a san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Aunque nacido en Aragón, fue en Madrid donde el Señor le mostró la tarea que le había asignado desde la eternidad: enseñar a todos los cristianos que la existencia ordinaria -entretejida de horas de trabajo bien hecho, de dedicación a la familia y a los amigos, de interés por el bien común de la sociedad- podía y debía ser un verdadero camino de santificación.
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Para el lector interesado: Hasta ahora se han organizado JMJ en 1985 en Roma (Italia), en 1987 en Buenos Aires (Argentina), en 1989 en Santiago de Compostela (España), en 1991 en Czestochowa (Polonia), en 1993 en Denver (USA), en 1995 en Manila (Filipinas), en 1997 en París (Francia), en 2000 en Roma (Italia), en 2002 en Toronto (Canadá), en 2005 en Colonia (Alemania), y la anterior en julio de 2008 en Sydney (Australia). Ahí Benedicto XVI convocó a los jóvenes en Madrid (España) del 16 al 21 de agosto de 2011, bajo el lema “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (Colosenses 2, 7).