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Los mormones (Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días) (Sectas, Parte III)

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Los mormones (Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días) (Sectas, Parte III

Aparición: En Estados Unidos en 1830. Su fundador es Joseph Smith. Su familia se hizo presbiteriana, y poco después metodista. En 1920, Dios le presentó al fundador a su propio Hijo, quien le prohibió pertenecer a ninguna iglesia de las existentes. Tuvo unos sueños a los que consideró inspirados por Dios. Cuando tenía 18 años, en 1823, un ángel le indicó donde estaba un libro escrito sobre hojas de oro que relataban la vida de los antiguos habitantes de este continente y que contenían la plenitud del evangelio. En enero de 1827 se casa con Emma, hija del dueño de la casa donde se hospedaba. El ángel le permite llevarse las planchas para su traducción y publicación, pero con el compromiso de devolverlas. Una vez terminada la tarea se las llevó el ángel. Nadie las ha visto a no ser J. Smith y tres personas más, cuyo testimonio es contradictorio. Este es el origen del Libro del Mormón.

En 1829, él y otro son ordenados secretamente sacerdotes de Aarón por San Juan Bautista; mutuamente se administran el bautismo por inmersión. Poco después se cree ordenado sacerdote de Melquisedec. Joseph Smith fue polígamo; tuvo muchas esposas y tuvo más de cincuenta hijos. Murió linchado en Illinois, cuando tenía 39 años de edad, mientras estaba encarcelado –acusado de inmoralidad-, por unos vecinos.

Aparentemente creen en la Trinidad pero desfiguran su realidad. Dicen que somos hijos de Dios Padre y de una deidad femenina (no precisan si es singular o plural). Por tanto la poligamia se halla en el modelo divino.

Afirman que tras la desaparición de Juan Evangelista, en torno al año 101 la Iglesia quedó como barco sin timón, situación agravada por la persecución. El desastre total acaece cuando el emperador Constantino la convierte en “religión predilecta” primero y pronto “oficial”. Su protección la perturbó tanto que la ahogó, dejando de existir la verdadera Iglesia de Jesucristo. Así permaneció hasta que fue restaurada en la Iglesia de Jesucristo de los santos de los Últimos Días, o sea, en el mormonismo.

Los mormones cumplen dos años de servicio evangelizador (generalmente entre los 19 y los 21 años) fuera de su lugar de residencia con la estancia pagada, de ordinario, por ellos mismos o por su familia. Tienen prohibido el uso del alcohol, tabaco, bebidas excitantes (café, té), drogas, etc. Condenan la contracepción, el aborto y el adulterio. Permiten el divorcio sólo en casos extremos.

Grupos demoníacos

En su Informe sobre la Fe, el cardenal Ratzinger dice: “ya pueden verse signos del retorno de las fuerzas oscuras, al tiempo que rebrotan en el mundo secularizado los cultos satánicos”. De hecho parece como si una oleada de locura y desenfreno criminal y sexual golpeara el corazón de los países del siglo XXI. A Satanás le agrada ser considerado “dios” y venerado como tal, pero esta creencia y culto es un absurdo teológico y filosófico, pues repugna la existencia de dos infinitos.

Los grupos demoniacos actuales se relacionan con el demonio para participar de su malignidad y como recurso contracultural y contrarreligioso.

La causa de su existencia está en la profunda crisis de los principios, crisis agravada por el permisivismo, por el consumismo y por el laicismo. Y a esto se añade la fascinación por lo oculto, el afán de evasión de lo ordinario y rutinario, el incremento de los desequilibrios psicológicos, la especie de necesidad de venganza experimentada por algunos, etc. En un clima así cuaja fácilmente el satanismo como recurso para obtener placer, poder y dinero, y sentir sensaciones nuevas y fuertes.

Las causas que han influido de modo directo en el satanismo moderno son: el rock satánico, New Age, la masonería, la magia negra y la droga.

Los grupos demoniacos suelen componerse de un número reducido de miembros, ordinariamente entre 10 y 25. Uno de ellos es el “sumo pontífice” o “sacerdote”. Giran en torno a un líder representante de Satanás o Lucifer. Tienen sus estatutos. Se financian con cuotas, a veces con el tráfico de drogas, la prostitución, etc.

Las sectas satánicas son realmente peligrosas para otros (que a veces son sus víctimas) y para sus mismos miembros que, tras su participación en ritos satánicos, padecen con relativa frecuencia trastornos psíquicos.

La Masonería

Según su propio léxico, la “franc-masonería” o “masonería” es llamada también Orden o Hermandad-Fraternidad. Importancia básica tienen las llamadas Constituciones, especialmente la carta Magna, que es como su cimiento.

No hay una ideología común vinculante, destaca la presencia de unas convicciones básicas, generadoras de una específica “forma mentis”, que son irreconciliables con la Revelación y la fe cristiana. He aquí los nudos de la red ideológica común a la masonería en sus diferentes ramas:
a) El relativismo: La relatividad de toda verdad constituye el cimiento de la masonería. Tampoco interesa la existencia y el conocimiento de la verdad objetiva. De ese relativismo fluyen dos conclusiones. Por una parte “el masón rechaza cualquier fe dogmática”, es un “hombre libre”, ajeno al sometimiento de dogmas o verdades inmutables.
b) El Gran Arquitecto del Universo. El Gran Arquitecto es un “ello” neutro, indefinido y abierto a cualquier forma de entenderlo...
c) El “Gran Silenciado”: Jesucristo. Hay sin duda un silenciamiento consciente de Jesucristo. Dado su deísmo, así como su adhesión y proclamación de la religión natural, universal, por necesidad la masonería tenía que marginar a la Revelación divina positiva y el origen divino del cristianismo en cuanto fundado por Jesucristo.
d) Intolerancia de tolerantes. En los pueblos de mayoría cristiana, los masones se muestran tolerantes, fundamentados en el relativismo. Tratan de recluir el cristianismo en el foro íntimo de la conciencia, para que no tenga repercusión en la vida social. Es una constante que, como todos los propagandistas, los apóstoles de la tolerancia son con frecuencia los más intolerantes. Van en contra de los dogmas, pero prometen “obediencia ciega”, sin crítica posible, a lo establecido en las constituciones, estatutos, reglamentos y mandatos.
e) Laicización. En teoría la masonería aspira a la implantación de un Estado aconfesional en cada nación, no ateo sino neutral. Pero en la práctica, quieren desterrar la “superstición”, es decir, sobre todo a la Iglesia Católica.
f) La perfección. Quieren lograr el desarrollo de todo el potencial humano de cada individuo así como el bienestar de la sociedad. Promueven la vuelta a naturaleza, el ecologismo, el nudismo (al menos en lugares destinados para ello). Aceptan el aborto, el divorcio y la anticoncepción.
El secreto masónico es responsable del desconocimiento de sus rituales de iniciación en sus grados y de tantas ceremonias suyas. Los grados son como peldaños en el camino de ascenso hacia la cima de la perfección masónica. No en todos los Ritos hay el mismo número de grados, por ejemplo, 33 en el Rito escocés Antiguo y Aceptado, que es el más extendido de todos. El Rito Misraim tiene 90 grados. La masonería siempre procura influir en la política de los pueblos.

En la Iglesia sigue vigente la prohibición de pertenecer ala francmasonería. Los católicos que se hagan miembros de la misma están en pecado grave y no pueden recibir la comunión (cfr. Sacra Congregatio pro Doctrina Fidei, Declaratio de associationibus massonicis, AAS 76 (1984).