La costumbre, vuelta piedad popular, nació en México, en el Centro Histórico, y ahora en el extranjero pueden verse imágenes del santo maronita con vistosos listones atados a sus brazos, su cuello, sus pies…
Tomó un listón que compró minutos antes en alguna de las incontables mercerías de la calle República de Uruguay en el Centro Histórico, escribió sobre su costado la petición que guardaba su corazón: “Te pido, por favor, intercedas por mí…”; luego, lo ató al cuello de San Charbel Makhlouf… y el resto es historia. Fue una mujer que, al no encontrar un papel para escribir su petición al santo, utilizó un listón iniciando así un acto popular de devoción que en la actualidad ha rebasado las fronteras de la ciudad de México y del país mismo.
Origen del listón
El P. Rogelio Peralta Gómez, sacerdote maronita, explica que el uso de listones es una extensión de los populares exvotos, cuya práctica se sabe existió desde las primeras comunidades cristianas y que Teodoreto de Ciro las documenta hacia el siglo V.
En particular, el P. Peralta reflexiona sobre esta práctica documentada en 1989 por un sacerdote jesuita en el Líbano que colocaba listones en el templo para protegerlo de calamidades: “La manera de aplicarlos era: las cabezas de familia brindaban bufandas de seda o algodón, las ataban para formar un largo listón con el cual circuncidaban el edificio, o bien, los pilares del mismo. Lo ‘amarraban’ para no permitir al mal causar un daño. Pasada la plaga, el largo cinturón se volvía a dividir y se repartía para beneficio de los pobres”.
Sin embargo, tal como conocemos los listones hoy en día, estos tienen su historia en México y en San Charbel: “Los listones de petición no existían antes de San Charbel”, recalca categórico el P. Peralta.
Los colores
Aunque la Iglesia Católica no reconoce alguna cualidad especial en el color de cada listón y las peticiones, sí recomienda que todo acto de esta naturaleza esté libre de magia o superstición. Además, el P. Peralta explica que el hecho de colocar un listón a San Charbel no debe pensarse como una especie de ‘trueque’, que al poner un listón el fiel cree cumplirle al santo y éste, en correspondencia, debe interceder en su favor: “Se trata de un acto devocional que debe estar alimentado de la oración; el listón es el símbolo no sólo de la petición, sino de la oración constante hecha vida en cada uno de nosotros”.
En todo caso, respecto a los colores, el sacerdote explica que los listones de color son utilizados para las peticiones y los listones blancos para dar gracias. El sacerdote reconoce que, sin embargo, la gente otorga diferentes significados a los colores de los listones, llegando al absurdo de considerar el listón negro como un listón del mal. Y es que, mucha gente no ha entendido que un santo no puede interceder ante Dios para causarle un mal a otra persona.
A pesar de todo, aún si la gente quiere darle un significado ‘añadido’ a su petición o si cree que una manera de recordar su compromiso (porque toda petición lleva consigo un compromiso en la intención y en la oración) según el color del listón, sería:
Azul: para la fuerza, poder, protección y voluntad divina.
Dorado: iluminación, amor por los seres queridos y la paz mundial.
Rosa: para el amor divino de la adoración y reconciliaciones.
Verde: esperanza, fe y salud física o espiritual.
Rojo: para situaciones difíciles y pedir provisiones.
Violeta: para la misericordia, perdón y meditación.
Amarillo: para la paz, el equilibrio, sabiduría e intuición.
Morado: para la purificación, la conversión de lo malo en bueno.
Blanco: para agradecer los favores concedidos.
Más información:
Catedral Maronita de México (rito maronita)
Ntra. Señora de Balvanera y Santuario de San Charbel
Correo Mayor 52 Esq. Uruguay Col. Centro.
Tel. 5521-2011
Rectoría San Charbel Makhlouf (rito latino)
Madroño 13. Col. Chimili Tlalpan
Tel 5330-1557