El periódico turinés
La Stampa era antes un diario “autorevole”, como se dice en Italia. Desde
hace algún tiempo, con el actual director, el diario de la empresa de
automóviles "Fiat" ha optado por la línea efectista, sobre todo en lo que se
refiere a la información sobre la Santa Sede. El resultado es que escribe en
ocasiones cosas impresentables (y aquí hemos recogido algunas), mientras que otras veces lo que pretende simplemente
es crear “el caso”, producir temas sobre los que alimentar la polémica y llenar
páginas.
Entre estos últimos
ejemplos figuran sus “asombros” ante cualquier artículo que publique
L’Osservatore Romano: esos textos escritos por redactores o colaboradores
del diario vaticano (que firman con sus nombres y apellidos), se transforman
enseguida en las páginas de La Stampa en la voz del Vaticano: “El
Vaticano afirma que...”.
Si el diario vaticano
pide a un académico de Francia, Alain Besancon, un artículo sobre Calvino, la
noticia sobre ese texto será: “El Vaticano rehabilita Calvino: ‘reformador extraordinario’”.
Si en su sección cultural publica el prólogo del reciente libro que un médico ha
dedicado a la serie televisiva “Dr. House”, naturalmente la versión de La
Stampa será: “El Vaticano bendice...”. Y si un colaborador hace una
descripción elogiosa del cantante Bruce Springsteen, no hace falta mucha
imaginación para deducir que lo presentará como un auténtico “endorsement” vaticano. Y eso por citar solo tres ejemplos de
los últimos días.
Ese modo de adjudicar
“al Vaticano” cada uno de los artículos que la redacción -dentro de su ámbito de
autonomía- decide publicar, no es algo inocente: al final, se acabarán poniendo
al mismo nivel esas informaciones con otras que sí expresan el punto de vista
del Papa o de la Santa Sede sobre cuestiones más profundas. Estoy seguro que a
La Stampa no sentaría nada bien que cada una de sus noticias o artículos
se presentarán como “lo que dice la Fiat”.