PRIMERA PARTE
LA PROFESIÓN DE LA FE
PRIMERA SECCIÓN
«CREO»-«CREEMOS»
CAPÍTULO SEGUNDO
DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE
ARTÍCULO 2
LA
TRANSMISIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA
74 Dios "quiere que
todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" ( 1 Tim
2,4), es decir, al conocimiento de Cristo Jesús (cf. Jn 14,6). Es preciso,
pues, que Cristo sea anunciado a todos los pueblos y a todo s los hombres y que
así la Revelación llegue hasta los confines del mundo:
Dios quiso que lo que
había revelado para salvación de todos los pueblos se conservara por siempre
íntegro y fuera transmitido a todas las edades (DV 7).
75 "Cristo nuestro Señor, plenitud de la revelación, mandó a
los Apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda
verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes
divinos: el Evangelio prometido por los profetas, que el mismo cumplió y
promulgó con su boca" (DV 7).
La predicación apostólica...
76 ven y lleguen al conocimiento de la verdad" ( 1 Tim
2,4), es decir, al conocimiento de Cristo Jesús (cf. Jn 14,6). Es preciso,
pues, que Cristo sea anunciado a todos los pueblos y a todo s los hombres y que
así la Revelación llegue hasta los confines del mundo:
Dios quiso que lo que
había revelado para salvación de todos los pueblos se conservara por siempre
íntegro y fuera transmitido a todas las edades (DV 7).
75 "Cristo nuestro Señor, plenitud de la revelación, mandó a
los Apóstoles predicar a todos los hombres el Evangelio como fuente de toda
verdad salvadora y de toda norma de conducta, comunicándoles así los bienes
divinos: el Evangelio prometido por los profetas, que el mismo cumplió y
promulgó con su boca" (DV 7).
La predicación apostólica...
76 La
transmisión del evangelio, según el mandato del Señor, se hizo de dos
maneras:
— oralmente: "los apóstoles, con su predicación, sus ejemplos, sus
instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y
palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó";
— por escrito:
"los mismos apóstoles y otros de su generación pusieron por escrito el
mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo" (DV 7).
…
continuada en la sucesión apostólica
77 "Para que este Evangelio se
conservara siempre vivo y entero en la Iglesia, los apóstoles nombraron como
sucesores a los obispos, 'dejándoles su cargo en el magisterio'" (DV 7).
En efecto, "la predicación apostólica, expresada de un modo especial en
los libros sagrados, se ha de conservar por transmisión continua hasta el fin
de los tiempos" (DV 8).
78 Esta transmisión viva, llevada a cabo en el
Espíritu Santo es llamada la Tradición en cuanto distinta de la Sagrada
Escritura, aunque estrechamente ligada a ella. Por ella, "la Iglesia con su
enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es
y lo que cree" (DV 8). "Las palabras de los Santos Padres atestiguan
la presencia viva de esta Tradición, cuyas riquezas van pasando a loa práctica
y a la vida de la Iglesia que cree y ora" (DV 8).
79 Así, la comunicación que el Padre ha hecho de sí mismo por su Verbo
en el Espíritu Santo sigue presente y activa en la Iglesia: "Dios, que
habló en otros tiempos, sigue conservando siempre con la Esposa de su Hijo
amado; así el Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en
la Iglesia, y por ella en el mundo entero, va introduciendo a los fieles en la
verdad plena y hace que habite en ellos intensamente la palabra de Cristo"
(DV 8).
II La
relación entre la Tradición y la Sagrada Escritura
Una fuente común...
80 La Tradición y la Sagrada Escritura "están íntimamente unidas
y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente, se funden en cierto
modo y tienden a un mismo fin" (DV 9). Una y otra hacen presente y fecundo
en la Iglesia el misterio de Cristo que ha prometido estar con los suyos
"para siempre hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).
… dos modos distintos de transmisión
81 "La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto
escrita por inspiración del Espíritu Santo".
"La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y
el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores;
para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la
expongan y la difundan fielmente en su predicación"
82 De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está confiada la
transmisión y la interpretación de la Revelación "no saca exclusivamente
de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así se han de recibir y
respetar con el mismo espíritu de devoción" (DV 9).
Tradición apostólica y tradiciones eclesiales
83 La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles
y transmite lo que estos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y
lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de
cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento
mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.
Es preciso distinguir de ella las "tradiciones" teológicas,
disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en
las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran
Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas
épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquellas pueden ser mantenidas,
modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.
III La
interpretación del depósito de la fe
El depósito de la fe confiado a la totalidad de la Iglesia
84 "El depósito sagrado" (cf. 1 Tm 6,20; 2 Tm 1,12-14) de la
fe (depositum fidei), contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada
Escritura fue confiado por los apóstoles al conjunto de la Iglesia. "Fiel
a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera
siempre en la doctrina apostólica y en la unión, en la eucaristía y la
oración, y así se realiza una maravillosa concordia de pastores y fieles en
conservar, practicar y profesar la fe recibida" (DV 10).
El Magisterio de la Iglesia
85 "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios,
oral o escritura, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el
cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV 10), es decir, a los obispos
en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.
86 "El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a
su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y
con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia
celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo
lo que propone como revelado por Dios para ser creído" (DV 10).
87 Los fieles, recordando la palabra de Cristo a sus Apóstoles: "El
que a vosotros escucha a mi me escucha" (Lc 10,16; cf. LG 20), reciben con
docilidad las enseñanzas y directrices que sus pastores les dan de diferentes
formas.
Los dogmas de la fe
88 El Magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene
de Cristo cuando define dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que
obliga al pueblo cristiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades
contenidas en la Revelación divina o también cuando propone de manera
definitiva verdades que tienen con ellas un vínculo necesario.
89 Existe un vínculo orgánico entre nuestra vida espiritual y los
dogmas. Los dogmas son luces en el camino de nuestra fe, lo iluminan y lo hacen
seguro. De modo inverso, si nuestra vida es recta, nuestra inteligencia y
nuestro corazón estarán abiertos para acoger la luz de los dogmas de la fe
(cf. Jn 8,31-32).
90 Los vínculos mutuos y la coherencia de los dogmas pueden ser hallados
en el conjunto de la Revelación del Misterio de Cristo (cf. Cc. Vaticano I: DS
3016: "nexus mysteriorum"; LG 25). "Existe un orden o
`jerarquía' de las verdades de la doctrina católica, puesto que es diversa su
conexión con el fundamento de la fe cristiana" (UR 11).
El sentido sobrenatural de la fe
91 Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión
de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los
instruye (cf. 1 Jn 2,20.27) y los conduce a la verdad completa (cf. Jn 16,13).
92 "La totalidad de los fieles ... no puede equivocarse en la fe. Se
manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la
fe de todo el pueblo: cuando 'desde los obispos hasta el último de los laicos
cristianos' muestran estar totalmente de acuerdo en cuestiones de fe y de
moral" (LG 12).
93 "El Espíritu de la verdad suscita y sostiene este sentido de la
fe. Con él, el Pueblo de Dios, bajo la dirección del magisterio...se adhiere
indefectiblemente a la fe transmitida a los santos de una vez para siempre, la
profundiza con un juicio recto y la aplica cada día más plenamente en la
vida" (LG 12).
El crecimiento en la inteligencia de la fe
94 Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de
las realidades como de las palabras del depósito de la fe puede crecer en la
vida de la Iglesia:
– "Cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su
corazón" (DV 8); es en particular la investigación teológica quien debe
" profundizar en el conocimiento de la verdad revelada" (GS 62,7; cfr.
44,2; DV 23; 24; UR 4).
– Cuando los fieles "comprenden internamente los misterios que
viven" (DV 8); "Divina eloquia cum legente crescunt" (S.Gregorio
Magno, Homilía sobre Ez 1,7,8: PL 76, 843 D).
– "Cuando las proclaman los obispos, sucesores de los apóstoles en el
carisma de la verdad" (DV 8).
95 "La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia,
según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno
puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la
acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de
las almas" (DV 10,3).
96 Lo que Cristo confió a los apóstoles, estos lo transmitieron por
su predicación y por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a todas
las generaciones hasta el retorno glorioso de Cristo.
97 "La Tradición y la Sagrada Escritura constituyen el depósito
sagrado de la palabra de Dios" (DV 10), en el cual, como en un espejo, la
Iglesia peregrinante contempla a Dios, fuente de todas sus riquezas.
98 "La Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y
transmite a todas las edades lo que es y lo que cree" (DV 8).
99 En virtud de su sentido sobrenatural de la fe, todo el Pueblo de
Dios no cesa de acoger el don de la Revelación divina, de penetrarla más
profundamente y de vivirla de modo más pleno.
100 El oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios ha
sido confiado únicamente al Magisterio de la Iglesia, al Papa y a los obispos
en comunión con él.