2650. La oración no se reduce al brote espontáneo de un impulso
interior: para orar es necesario querer orar. No basta sólo con saber lo que
las Escrituras revelan sobre la oración: es necesario también aprender a orar.
Pues bien, por una transmisión viva (la santa Tradición), el Espíritu Santo,
en la "Iglesia creyente y orante" (DV 8), enseña a orar a los hijos
de Dios.
2651 La tradición de la oración cristiana es una de las formas de
crecimiento de la Tradición de la fe, en particular mediante la contemplación
y la reflexión de los creyentes que conservan en su corazón los
acontecimientos y las palabras de la Economía de la salvación, y por la
penetración profunda en las realidades espirituales de las que adquieren
experiencia (cf DV 8).