La telenovela más popular en Brasil, Insensato Corazón (Insensato Coração) transmitió un episodio el primero del marzo de 2011 en el que una de las protagonistas principales es disuadida de abortar a su hijo, para complacer a su novio, y salvaguardar las oportunidades que le ofrece su carrera.
“Carol”, protagonizada por Camila Pitanga, espera su turno en la clínica de aborto, acompañada de una amiga, mientras que su hermana “Alice”, protagonizada por Paloma Bernardi, se apresura a llegar para evitarlo, lo que la compañía red de televisión Globo describe como, “el peor error de su vida”.
Al llegar a la clínica, Alicia le implora a su hermana que cambie de opinión: “Piensa que un día, años más tarde, te vas a encontrar con (tu novio) André, y te vas a dar cuenta que él ya no significa nada para ti”.
“Este hombre no será ni el primer ni el último idiota en el mundo”, continúa diciéndole Alicia. “¿Por culpa de él, tú vas a renunciar a la alegría más grande de tu vida? ¿Tú vas a dejar que su egoísmo gane?”.
Alicia comienza a llorar, recordando que sus propios padres no habían planificado su concepción.
Carol, conmovida, se queja de que su hijo podría interferir con su carrera: “Este embarazo ha venido en un mal momento, ahora con mi ascenso….”, dice ella.
“Si André estuviese contento con ello, felicísimo de que va a ser padre, ¿todavía tú echarías por la borda al bebé, por tu empleo?”, le pregunta Alicia.
Carol comienza también a llorar, y abraza a su hermana, tomando la decisión de que no procederá con el aborto.
A pesar de que la compañía red de comunicaciones Globo tiene un historial de apoyar la causa de la despenalización del aborto en Brasil, su decisión de transmitir un episodio que simpatiza con la postura a favor de la vida, bien podría reflejar la creciente hostilidad hacia el aborto por parte de la sociedad brasileña.
En años recientes, una creciente mayoría de los brasileños ha manifestado su rechazo de la despenalización del aborto, al igual que de la agenda homosexual política, en respuesta a las campañas llevadas a cabo por los líderes religiosos, católicos y protestantes, en el país.
Durante las recientes elecciones presidenciales, la ganadora Dilma Rousseff se vio obligada a retroceder de su postura a favor del aborto, comprometiéndose por escrito de que no sometería legislación para la despenalización del aborto, ni de la penalización de las expresiones en contra del comportamiento homosexual, luego que surgieron críticas de sus políticas públicas, por parte de los defensores de la vida.
En una encuesta realizada, pasadas las elecciones, el 64% de los representantes miembros de la Cámara de Diputados en Brasil, respondieron que ellos se oponen a las políticas públicas a favor de la despenalización del aborto, dándose, de este modo, que el Partido de los Trabajadores, el partido político dominante, ha abandonado su postura a favor del aborto, dada la sobrecogedora oposición pública al mismo