CUARTA PARTE
LA ORACIÓN CRISTIANA
SEGUNDA SECCIÓN
LA ORACIÓN DEL SEÑOR:
"PADRE NUESTRO"
2759 "Estando él [Jesús] en cierto lugar, cuando terminó, le dijo
uno de sus discípulos: 'Maestro, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus
discípulos.'" (Lc 11, 1). En respuesta a esta petición, el Señor confía
a sus discípulos y a su Iglesia la oración cristiana fundamental. San Lucas da
de ella un texto breve (con cinco peticiones: cf Lc 11, 2-4), San Mateo una
versión más desarrollada (con siete peticiones: cf Mt 6, 9-13). la tradición
litúrgica de la Iglesia ha conservado el texto de San Mateo:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en
el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
2760 Muy pronto, la práctica litúrgica concluyó la oración del Señor con
una doxología. En la Didaché (8, 2) se afirma: "Tuyo es el poder y la
gloria por siempre". Las Constituciones apostólicas (7, 24, 1) añaden en
el comienzo: "el reino"': y ésta la fórmula actual para la oración
ecuménica. La tradición bizantina añade después un gloria al "Padre,
Hijo y Espíritu Santo". El misal romano desarrolla la última petición
(Embolismo: "líbranos del mal") en la perspectiva explícita de
"aguardando la feliz esperanza" (Tt 2, 13) y "la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo"; después se hace la aclamación de la
asamblea, volviendo a tomar la doxología de las Constituciones apostólicas.