(Rom 8,35.37-39) ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?… en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades, ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.
¿Necesita alguien que te ame ahora? Yo conozco un amor que es eterno, nunca se desvanece. Yo conozco un amor que es universal; tú estás incluido. Yo conozco un amor que da; ¡dio lo mejor que tenía! Yo conozco un amor que se sacrifica; ¡dio lo mejor sin esperar nada a cambio! Yo conozco un amor que es por gracia. ¡un amor que nos ha sido dado a pesar de que no lo merecemos en absoluto!. Yo conozco el amor de Dios, el amor que puede existir. Yo he experimentado el amor de Dios. Yo he sido abrazado por Él. ¡Él te abraza a ti! y quiere que tú lo abraces a Él.
ORACIÓN: Señor Jesús, quisiera que me tomaras entre tus brazos y nunca me dejaras caer. Quisiera que tan sólo me miraras pues eso me hace feliz. Tómame entre tus brazos, enséñame más de Ti, pues quisiera saber todo de Ti. Cada día que pasa me siento junto a Ti, mi corazón solo te espera para poder mirarte a los ojos y decirte gracias Señor y también poderte decir que te amo mi Señor.
REFLEXIÓN
VER
Ante las situaciones inéditas que estamos viviendo debemos poner todo o que está de nuestra parte para superarlas, desde las medidas preventivas hasta las acciones concretas. Pero no utilicemos sólo los recursos materiales; recurramos a la fuerza espiritual que de Dios hemos recibido, entremos en contacto con Él. Hagamos oración, busquémoslo en los sacramentos, encontrémoslo en el servicio a los demás.
Por experiencia te aseguro que en la búsqueda de Dios no sólo encontrarás paz espiritual, sino que su Amor y su Poder te fortalecerán para que afrontes las situaciones materiales y en lugar de caer en el desaliento por lo grande de la problemática o de la forma en la que veas tus problemas, te darás cuenta que Dios iluminará tu pensamiento para encontrar soluciones y fortalecerá tu voluntad para que no decaer e incluso, apoyar y ayudar a salir adelante a tu familia, a tus amigos, compañeros de trabajo y a muchas personas más.
En situaciones como las que hoy vivimos y mirando hacia el futuro nos damos cuenta que para la alegría y el desarrollo pleno de cada persona no han sido suficientes, ni son ni serán, las cosas en las que hemos puesto nuestra confianza: el bienestar material, el cuerpo perfecto; el placer en todas sus formas, la droga, el alcohol, el sexo, el poseer de manera desmesurada, la envidia, el poder. Por otro lado y conociendo el corazón del ser humano, en su interior podemos reconocer la presencia de otros males que se irán manifestando con mayor agresividad: el miedo, la tristeza, la desesperanza, la depresión, el egoísmo, la ira, el odio, el rencor y sentimientos peores. En el ámbito familiar y social, podemos percibir panoramas de pobreza y desaliento que se traducirán en violencia, desintegración familiar, prostitución y diversas acciones delictivas. Otro situación y a fin de cuentas, la más grave, será el alejamiento de Dios debido a la desesperanza y al temor que propiciarán la proliferación de supersticiones y supuestas “religiones” que invitaran a poner la confianza en “gurus” “chamanes” “iluminados” o en poderes de los astros, piedras y otros objetos e incluso a invocar fuerzas del mal.
JUZGAR
(Jn 14,1. 6-7.13-15-17.21) “No se turbe su corazón. Creen en Dios: crean también en Mí. … Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí. Si me conocen a Mí, conocerán también a mi Padre; desde ahora lo conocen y lo han visto… Yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes le conocen, porque mora en ustedes... El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.
ACTUAR
El amor de Dios es infinito y nunca se separa de ti, de mí, de nosotros. Se hace presente en todos los instantes de nuestra vida y lo único que hace falta para percibirlo es buscarlo y te aseguro que lo encuentras. Su amor se hace presente no sólo en los momentos difíciles de nuestra existencia. ¡Siempre está presente!, pero quizá cuando nos enfrentamos a una situación difícil es cuando más lo buscamos y nos acercamos a Él y cuando descubrimos la paz, la fortaleza y la seguridad que nos da. La pandemia que estamos viviendo y sus consecuencias nos llevan a acercarnos a Él, ten la seguridad que Jesús sale a tu encuentro y como muestra, estas líneas que estás leyendo.
En el texto de san Juan que escogí para que lo compartamos, descubrimos como el Señor Jesús nos invita a confiar y a creer en el Padre, nos ofrece al Espíritu Santo y Él mismo se nos da en su amor. La presencia de la Santísima Trinidad está en tu corazón, en tu vida, en tu familia y en la sociedad. Está en ti y en mí, en tus seres queridos y en la humanidad. Tenemos que reconocer esta realidad, como lo hicieron la Virgen María y los santos, así nuestra fe se fortalecerá y nos será más fácil desprendernos de comodidades y cosas materiales, a las que estábamos acostumbrados; dejaremos que el amor y la solidaridad afloren en nuestras relaciones; aprenderemos a usar las cosas en vez de que sean ellas las que nos manejan; reconoceremos que el mayor y mejor placer no está en las “libertades” que le dábamos al cuerpo; que el “ser” es más importante que el “parecer” y sobre todo que el ser católico no es un añadido en tu vida, sino que es esencial porque te pone en contacto directo con Dios, de muchas maneras: con Jesús en la Eucaristía, en la Reconciliación y en los demás sacramentos, en la Sagrada Eucaristía y la comunidad creyente, en la oración a la Virgen María y los santos, en la enseñanza en el Papa, los Obispos y los Sacerdotes, en la oración personal y familiar, en la invitación a ser solidario con los más necesitados y espero, también a través de este escrito.
Comparte la alegría que la Fe en Jesús, da a tu vida. Sé su instrumento, sé su misionero, sé sembrador de paz y solidaridad.
Recuerda en estos días “forzados” de unidad familiar, recemos juntos en familia.
Consagremos nuestros hogares a los Sagrados Corazones de Jesús y Santa María de Guadalupe
Sagrados Corazones de Jesús y Santa María de Guadalupe reinen en mi corazón, en mi hogar, en mi patria y en el mundo entero. Protéjannos de la influenza y de otros males peores como la tristeza, el desaliento o la indiferencia ante el dolor ajeno. Denme fortalecer para no caer en el pesimismo y concédanme su amor y su compañía para compartir
HOY TE PROPONGO QUE RECEMOS “LA CORONILLA A LA MISERICORDIA DIVINA”
CORONILLA DE LA MISERICORDIA
Se utiliza un rosario común de cinco decenas.
1. Comenzar con un Padre Nuestro, Ave María y Credo.
CREDO
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.
3. En las cuentas pequeñas del Ave María, se dice:
Por tu dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten piedad de nosotros y del mundo entero.
5.- Jaculatoria final
"Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Ti confío
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Rector del Templo Expiatorio a Cristo Rey
Antigua Basilica de Gudalupe