Según una reciente encuesta hecha a 3000 jóvenes universitarios españoles, la institución menos valorada por éstos, ha sido la Iglesia católica (abc 4/3/05). Sin entrar en valoraciones sociológicas, propias de expertos, sólo desde mi condición de hombre de Iglesia, pastor de almas y enamorado de Cristo y su obra la Iglesia, aporto mi humilde reflexión sobre el asunto.
La misión de la Iglesia como la de Cristo es harto difícil: Estar en el mundo sin ser del mundo. Atraer a todos al camino del Evangelio, pero por fidelidad al mismo, marchar siempre contra corriente. Y es que la Iglesia, igual que su divino fundador Jesucristo, ha sido puesta en el mundo como “señal de contradicción, a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones”(Lc2,34-35).
Es evidente que la Iglesia no goza en muchos ambientes de una buena imagen.. Se la tacha de retrógada, “casposa”, “lúgubre”, inadaptada a los tiempos modernos y de no comprender los problemas de la gente. Con sus enseñanzas obsoletas logra sólo el alejamiento y rechazo de muchos. No es mi papel hacer autocrítica. Otros más responsables, seguro que la harán. Sí afirmo que ésta suele ser, en ciertos casos, una fácil excusa para justificar conductas y comportamientos antievangélicos o anticristianos de muchos bautizados.
En modo alguno la Iglesia, a ejemplo de Cristo, ha de seguir las corrientes mundanas, sino ser testimonio de coherencia -”luz y sal de la tierra”-en medio de las realidades temporales. El mejor servicio que la Iglesia puede hacer a la humanidad y a la dignidad de las personas, es permanecer firme ”como una roca”, frente a las corrientes nihilistas y destructoras, que amenazan anegarlo todo.
Suele suceder frecuentemente que esta postura de defensa, por lo que tiene de oposición al mal, no es reconocida y valorada. Se propaga por los medios no afines al mensaje cristiano, la falsa imagen de una Iglesia excluyente, intolerante y camino sólo para escogidos. Los valores positivos -que son los más abundantes- son ignorados o preteridos. Sin la pretensión de ser exhaustivo, enumero algunos aspectos de la Iglesia, por los que es incomprendida, atacada y rechazada injustamente. Helos aquí:
Se rechaza a la Iglesia por ir CONTRA el divorcio, el aborto, la promiscuidad sexual, la eutanasia, la píldora anticonceptiva, el matrimonio homosexual, el sacerdocio de las mujeres, el preservativo, la teología de la liberación, el comunismo, el capitalismo, la manipulación de embriones, la clonación humana, los nacionalismos, los totalitarismos, el liberalismo, el laicismo, el laxismo, el consumismo, el materialismo, el hedonismo, el racismo, el ateismo, el estatismo, el relativismo, la explotación del hombre por el hombre, la prostitución, las mafias, el holocausto nuclear, la masonería, las sectas, el satanismo, el paganismo, el terrorismo, etcétera ....
Ahora bien, quedan en la penumbra, sin resaltarlos suficientemente, los valores positivos, que defiende, promueve, contra viento y marea.. He aquí algunos de los más importantes: el valor de la vida humana, la familia, los derechos de las personas desde la concepción a la muerte, la paternidad responsable, la fidelidad, la castidad, la virginidad, el sano ecologismo, la sexualidad integradora, la solidaridad, la propiedad, la trascendencia, la fe en Cristo, el ecumenismo, la teología de la salvación, la religiosidad popular, la enseñanza religiosa, el desarrollo de los pueblos, la paz universal, la promoción de la mujer, la libertad, la igualdad y la fraternidad de todos los hombres.
Es de justicia reconocer la maravillosa e ingente tarea llevada a cabo a través de los siglos, a favor de toda la humanidad por la Iglesia católica, a veces tan incomprendida, calumniada y combatida.