Da la impresión al leer cartas de algún defensor de los homosexuales, como la de Arturo Cáceres, o que no se enteran de nada o que obran de mala fe para desprestigiar o calumniar a la Iglesia católica. No es conforme a la realidad y sí una vil calumnia, escribir que “el señor Rouco y la Iglesia católica pregonan el odio contra los homosexuales o sus familias en sus locuciones públicas”.Le reto a este señor a que demuestre tamaña afirmación o se retracte.
Para aclarar, una vez por todas, lo que dice la Iglesia, con el Papa Juan Pablo II y todos los obispos, es que jurídicamente, “no se puede equiparar con el matrimonio, cualquier unión homosexual” y ,moralmente que “los actos homosexuales –no la tendencia-son intrínsecamente desordenados”.
Un católico bien informado sabe esto y lo asume con naturalidad. El Catecismo de la Iglesia dice(nº 2358) que “los homosexuales deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza”.
Es de justicia exigir a quien escribe sobre un tema importante, informarse previamente sobre el mismo, y al medio que lo publica ser objetivo y no panfletario.