Una gran publicidad, gratuita e impagable, la que hacen algunos famosos del cine, al dar su nombre a alguna de las sectas que pululan hoy por todas partes. Tal fue el caso, entre otros, de Richard Gere, que anunció, a bombo y platillo, su pertenencia al budismo.
Ahora, en Madrid, se ha difundido por todos los medios, la apertura de la nueva Iglesia de la Cienciología de la que es adepto el actor Tom Cruise, desde hace siete años.
Es indudable la influencia que estos famosos pueden ejercer y de hecho ejercen, sobre personas sin firmes convicciones religiosas, máxime entre gente sencilla del pueblo.
La Iglesia de la Cienciología es una más de las sectas “culturales” que difunden una “filosofía religiosa aplicada”.El autor de esta secta, creada en 1950 por Ron Hubbart, ingeniero y autor de libros de ciencia-ficción, predica la liberación del hombre, gracias a las técnicas cienciológicas y la adquisición de poderes casi ilimitados.
Actualmente controla, desde Florida y Copenhague, asociaciones como la Comisión de ciudadanos para los derechos del hombre. Gama y Narconón con métodos de enseñanza y para toxicómanos son dos de las más conocidas. La venta de libros y folletos, cursos y contratos de liberación hacen de la Iglesia de la Cienciología un buen negocio.
Estas y otras actividades han originado problemas con los jueces, parlamentos y gobiernos de América y Europa. Nada que ver con Cristo ni con el cristianismo.