El tiempo de Adviento posee una doble
índole: es el tiempo de preparación para Navidad,
solemnidad que conmemora el primer advenimiento o venida
del Hijo de Dios entre los hombres, y es al mismo tiempo
aquel, que, debido a esta misma conmemoración o
recuerdo, hace que los espíritus dirijan su atención a
esperar el segundo advenimiento de Cristo como un tiempo
de parusía piadosa y alegre.
Comienza el domingo
más cercano al 30 de noviembre (día de San Andrés) que
es el inicio del año litúrgico; terminando
con las vísperas de Navidad. Durante este tiempo se
cuenta con cuatro domingos de Adviento. Del 17 de
Diciembre al 24 la misma liturgia intensifica la
preparación de los fieles para vivir los días de
Navidad.
En este
período mas que fijarnos en la serie de hechos
históricos que sucedieron antes del nacimiento de
Cristo, se debe meditar en el misterio de la Salvación
que en ellos se contiene. De alguna manera este tiempo
nos hace repasar el camino de la salvación,
preparándonos para seguirlo; El recuerdo de los hechos
históricos que narran como Cristo que es Dios se hizo
hombre para salvarnos reafirman nuestra fe. La alegría
de saber que ese Dios viene de nuevo a nosotros nos llena
de Esperanza. El deseo de prepararnos para recibirle bien
por la penitencia, el sacrificio o el ejercicio de la
generosidad y amabilidad con los que nos rodean reaviva
nuestra caridad.
A
pesar de que es una temporada solemne, no se lleva con el
rigor con el que se lleva la Cuaresma, tal como antes se
llevaba. La Iglesia Católica prohíbe la solemnidad del
matrimonio durante el Adviento. En muchos países está
marcado por una variedad de observancias. La piedad
popular en Adviento principalmente se dedica a
representaciones musicales y teatrales basadas en las
historias y profecías bíblicas de la natividad de
Cristo. En los Países Bajos en Adviento se toca una
trompeta recordando el uso ritual de este instrumento
cuando en el Templo de Jerusalén se tocaban las dos
trompetas de plata anunciando una ofrenda a Dios. En
muchos hogares e Iglesias las devociones sencillas se
asocian con la corona de Adviento , en la que cuatro
velas se insertan y se prenden , una a una, cada semana,
como símbolo de la llegada de la luz al mundo.
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