Este título no se refiere a una nueva novela de la saga de Christopher Paolini; o un nuevo tratado de dragones de la épica medieval, ni mucho menos, algo sobre el Hobbit de Tolkien que será lanzado como película solo hasta 2012.
Se trata del nuevo filme del director Roland Joffé (el mismo de La Misión). Un filme de alto nivel cinematográfico y lleno de dramatismo, que se mostrará en las salas de teatro a partir del 11 de Mayo de este año con el título There be Dragons (Encontrarán Dragones).
Hace poco se tuvo un pre-estreno privado de esta película en Cheshire, Estados Unidos. En el principio el escepticismo del auditorio no los dejaba pensar nada más allá que una nueva “fast food american movie” o “americanada” (de esas típicas películas llenas de ametralladoras, bombas y romance vulgar). Pero poco a poco se fue proyectando un filme con estilo, imagen y una buena trama. Dando un vuelco a las opiniones de los asistentes.
Posee una trama simple y clara. Dos hombres han tenido que enfrentar sus vidas desde caminos adversos. En el comienzo hay algunos atisbos de estrecha relación entre los dos, pero la vida se encargó de hacerlo todo diferente. Cada uno de ellos tiene que enfrentarse a sus propios dragones. Esos dragones que enfrentamos en nuestro día a día; que están representados en nuestros miedos, fracasos, dudas, obstáculos e incluso esas oportunidades difíciles de alcanzar.
El primero es José María, un joven que decide ser sacerdote en medio de una guerra atroz y cruel, en la que uno de los principales objetivos era la misma Iglesia Católica. Los acontecimientos de su vida le hacen dudar, retroceder o intimidarse, pero la forma de enfrentar sus dragones es valiente y decidida.
En el otro lado está Manolo (podríamos decir que el director quiere decir Man-all (Todos los Hombres). De hecho este es el personaje que nos representa en la película. Su vida materialista, lo encierra en su egoísmo. Esa fuerza aparente de los dragones le hace temer y esconderse en su individualismo. Al contrario que José María, su vida es triste y solitaria. Al final de su vida se encuentra igualmente solo, con sus manos vacías y sin vencer sus propios dragones. Sólo esa fuerza del amor y el perdón pueden arreglarlo todo.
Es una película compleja y profunda, de ese estilo típico en Roland Joffé. Por su simbolismo y hondo mensaje será para algunos difícil de digerir, para otros sin sentido o aburrida. Pero a pesar de todo no dejará de cuestionarnos esas preguntas más simples de nuestra vida. Es una película para mover los corazones y más allá para cambiar nuestros corazones. ¿Y tú, ya estás dispuesto a enfrentar tus dragones?