En días pasados la Santa Sede dio a conocer un comunicado sobre el futuro de los Legionarios de Cristo, tras las visita de cinco comisionados por el Papa para revisar a fondo a la Legión en todo el mundo.
En México, país donde se fundó la Legión, los resultados de la Comisión y las estrategias propuestas hacia el futuro de los Legionarios de Cristo, han motivado muy diversas reacciones en la prensa y en los medios electrónicos de comunicación. En ese sentido, El Observador ha entrevistado al doctor en historia y miembro del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Jorge Traslosheros Hernández.
¿Qué hay detrás del documento y de los siete puntos que se destacan como futuro de los Legionarios de Cristo?
«El documento nos revela un plan estratégico, cuyo fin es la refundación de la congregación para dignificar a las víctimas de Marcial Maciel y sus cómplices, eliminar su parte enferma y rescatar a todas esas personas que con sinceridad y entrega prestan un servicio a su prójimo, de manera muy especial a los miembros del movimiento de laicos ‘Regnum Christi’».
¿Qué podemos identificar como partes esenciales del documento conclusivo de la visita a la Legión en todo el mundo?
«Podemos identificar tres partes en el documento. En la primera se nos informa sobre quiénes hicieron la visita apostólica y de qué modo fue conducida. Se da cuenta de la existencia de «religiosos ejemplares, honestos, llenos de talento» y de un movimiento de laicos comprometidos dispuestos a seguir dando testimonio de su fe. En suma, que los visitadores se han encontrado con un gran dolor que se abre a la esperanza, pues hay conciencia de que no se escogió seguir a un líder carismático, sino a Jesús de Nazaret.
«En la segunda parte se analiza la persona de Maciel y su funesto legado que provocó ‘serias consecuencias en la vida y estructura de la Legión», lo que hace imperioso un camino de «profunda revisión’ y de purificación que sólo puede darse en la verdad, en el reconocimiento de la perversidad de una ‘vida carente de escrúpulos y de auténtico sentimiento religioso’, así como de la red de complicidades y silencios que tejió a su alrededor y que posteriormente entorpeció el camino hacia la verdad y la justicia.
«En su tercera parte habla de redefinir su carisma, revisar el ejercicio de la autoridad, así como el proceso de formación de las actuales y futuras generaciones de legionarios y seminaristas, siempre viendo a los ojos a las víctimas».
¿De qué se trata; de redefinir el carisma o de refundar la orden?
«Los Legionarios de Cristo serán sometidos a un proceso de fundición para su refundación. La congregación será puesta en el crisol, será fundida para eliminar su parte enferma, lo que para el Papa implica su necesaria confrontación con ‘todos aquellos que, dentro y fuera de la Legión, han sido víctimas de los abusos sexuales y del sistema de poder puesto en práctica por el fundador’.
«Una vez fundida, será posible refundarla. Será necesario redefinir el carisma de la congregación; revisar el ejercicio de la autoridad que es su gobierno; revisar el proceso formativo, que es permanente, a través del cual el carisma y la autoridad se hacen parte de cada miembro de la congregación. Como es fácil darnos cuenta, todo se juega en estos tres elementos».
¿Cómo se mira a Marcial Maciel en este documento?
«Entendamos que Maciel pervirtió el carisma misionero y de acción apostólica (militia Christi) identificándolo con el ‘eficientismo a cualquier costo’, con un maquiavelismo extraño al testimonio cristiano; que Maciel practicó la autoridad como el culto a su persona rodeándose de un halo de ‘fundador carismático’ y santidad, en detrimento de la conciencia de los miembros de su congregación incluso ante el pecado y el crimen, una autoridad ejercida en el polo opuesto del Evangelio según el cual ésta debe ser un ‘auténtico servicio eclesial’.
¿Es posible vislumbrar el camino que recorrerá el Papa Benedicto XVI con respecto a esta que muchos califican como la misión más delicada de su pontificado?
«En el documento se anuncian tres acciones para llevar adelante el proceso, si bien se aclara que lo específico será dado a conocer por el Papa en el momento adecuado. Primero, el nombramiento de un delegado apostólico que tomará en sus manos el destino de la congregación lo que debe implicar, de entrada, el cese y sustitución de su cuerpo directivo. Segundo, la formación de una comisión para el estudio de las Constituciones de los Legionarios de Cristo, en el entendido de que éstas son el documento en el cual se plasma el carisma, el sistema de autoridad y el proceso de formación permanente de sus miembros. Por último, se anuncia una visita apostólica a los consagrados del movimiento ‘Regnum Christi’, que, estoy cierto, habrá de ser un consuelo y un acompañamiento en este duro proceso de purificación».
¿Es posible tener una idea más o menos clara de lo que va a pasar a partir de ahora?
« Sería un error pensar que de ahora en adelante todo será coser y cantar. Tengo la impresión de que esto apenas empieza. La red de complicidades tejidas por Maciel dentro y fuera de la Iglesia está muy lejos de haber desaparecido. Maciel no actuó solo y su red va más allá de las fronteras eclesiales. Quienes están involucrados en esta red perdieron esta batalla por el amor a la verdad de un puñado de hombres que fueron escuchados por Joseph Ratzinger quien, en clara desventaja política y contra todo cálculo ‘prudente’, desde hace más de una década se ha empeñado en sacar la suciedad de la Iglesia reformando lo necesario, y no sólo por lo que toca a los Legionarios, como queda claro.
Este hombre, ‘humilde siervo de la viña del Señor’, en tributo a la Verdad con mayúscula —porque Jesús es la Verdad—, ha preferido someter la fe de millones de católicos a una muy dura prueba, que dejar sin justicia a las víctimas. No son vanas sus palabras de gratitud para ‘todos aquellos que, inclusive en medio de grandes dificultades, han tenido el valor y la constancia de exigir la verdad’».