El próximo domingo, 1 de diciembre, se celebra el Día Mundial del Sida. La ministra de Sanidad, Ana Pastor, ha hecho unas manifestaciones, según las cuales, en su opinión “el riesgo del sida lo tenemos todos”.Tal juicio, por provenir de una autoridad como la suya, podría producir cierta alarma social, por lo que debería hacerse una necesaria puntualización.
Es cierto que tras más de 20 años de conocerse la enfermedad, la forma de contagio de la misma y del arsenal de medicinas con que se cuenta para frenar su expansión, ¿no debería estar reducido el SIDA, en estos momentos, a unas pocas decenas de casos anuales?. Nada de eso.
Un dato significativo al respecto: “Descienden los casos de contagio relacionados con la droga y aumenta la proporción de casos de contagio por relaciones sexuales”.
Cabe deducir de estos datos que de poco han servido las campañas emprendidas en los medios públicos estatales y privados sobre el preservativo-¡póntelo, pónselo¡-pues las estadísticas no engañan. Todo lo que no sea una formación basada en comportamientos éticos de respeto, y dominio de sí mismo, de abstinencia y fidelidad a su pareja, están llamados al fracaso más completo. Números cantan.