El cónclave y el cardenal “in pectore”
Se ha hablado mucho en estos días del cardenal “in pectore”, es decir, del cardenal que Juan Pablo II había nombrado en secreto el año 2003, y cuyo nombre no comunicó antes de fallecer el 2 de abril de 2005.
El 6 de abril de 2005, después de la reunión de cardenales que gobierna la Iglesia mientras es elegido el nuevo Papa, el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, aclaró que el nombre del cardenal “in pectore” no se encontraba revelado en el testamento del Papa y que, por lo tanto, no va a participar en el cónclave.
Podemos entender esta noticia a partir de lo que nos dice el Código de Derecho Canónico, es decir, a partir del conjunto de leyes que regula la vida de la Iglesia y que fue promulgado por el Papa Juan Pablo II en 1983.
En el canon 351 se explica que los cardenales son elegidos libremente por el Papa, entre varones (normalmente obispos, aunque también pueden ser simples sacerdotes) que “destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de los asuntos”.
El nombramiento es hecho público en un consistorio, en presencia del Colegio de Cardenales, mediante un decreto del Papa. Existe, sin embargo, según el canon 351, apartado 3, la posibilidad de que el Papa no revele el nombre de algún cardenal por graves motivos. En tal caso, quien haya sido nombrado cardenal en secreto (“in pectore”) no puede ejercer como cardenal de ninguna manera, a no ser que el Papa, después de cierto tiempo, revele públicamente el nombre de quien había sido nombrado cardenal según esta modalidad.
Juan Pablo II había realizado varios nombramientos de cardenales “in pectore”. Uno en 1979. Su nombre fue revelado el 28 de junio de 1991: se trataba del Cardenal Ignatius Kung Pin-mei (1901-2000). Mons. Ignatius Kung era, en 1979, obispo de Shangai (China), y se encontraba encarcelado, por lo que no era oportuno dar a conocer su nombramiento. Sólo en 1988 pudo gozar de mayor libertad. El momento de abrazar al Papa llegó en 1991, después de haber recibido las insignias cardenalicias.
El 21 de febrero de 1998 se tuvo un consistorio para nombrar 22 nuevos cardenales, de los cuales dos eran “in pectore”. Sus nombres fueron conocidos tres años después, el año 2001, en un nuevo consistorio: se trataba de los cardenales Marian Jaworski (de Ucrania, nacido en 1926) y Janis Pujats (de Letonia, nacido en 1930). Estos dos cardenales, por lo tanto, pueden participar en el cónclave que tiene inicio, Dios mediante, el 18 de abril de 2005.
El 21 de octubre de 2003 se tuvo el octavo (y último) consistorio para nombrar 31 nuevos cardenales, de los cuales uno era “in pectore”.
La muerte de Juan Pablo II ha dejado sin desvelar el nombre de este cardenal del que tanto ha hablado la prensa. Puesto que el Papa no ha emanado ninguna indicación sobre si se podía o no revelar este nombramiento después de su muerte, y porque no hay tampoco nada determinado sobre este punto en el testamento papal que fue leído el día 6 de abril de 2005 (ante los cardenales presentes en Roma), tal nombramiento permanece oculto a los ojos de la Iglesia universal. El cardenal “in pectore” no participará, por lo tanto, en el cónclave.
Quizá dentro de varias décadas, cuando se abran los archivos del pontificado de Juan Pablo II, el nombre de este cardenal podría ser conocido por la historia. Por ahora, su servicio a la Iglesia permanece oculto, pero no por ello resulta menos fecundo. Muchas veces lo que no se ve tiene una fuerza extraordinaria, dirige la historia, mueve los corazones, llega al corazón del Padre.
A ese corazón de Dios van las oraciones de millones de bautizados, en estos momentos en los que despedimos con afecto a Juan Pablo II, y en los que vamos a iniciar un nuevo pontificado que gozará, según la promesa de Cristo, de la asistencia constante y segura del Espíritu Santo.