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Dignidad humana o eutanasia

En este aspecto se debe una aclaración: Una cosa es el derecho a suspender un tratamiento inútil en un enfermo terminal y otra el presunto derecho al suicidio.

El gobierno socialista dice que no tiene intención de aprobar la eutanasia, aunque hay noticias contradictorias (al mismo tiempo que el Ministro de Justicia dice que no, en el gabinete de presidencia tienen documentos en los que se afirma que se aprobará el próximo año), sino de abrir un debate sobre ella. Lo que se está produciendo con este no pero si, con películas y con participación en los programas de la tele basura, no es un verdadero debate sino una casi tomadura de pelo. Si para justificar la eutanasia se apela al derecho a una muerte digna, la primera pregunta debe ser si existen muertes indignas y si es la muerte o la vida lo que es digno o indigno.

En este aspecto se debe una aclaración: Una cosa es el derecho a suspender un tratamiento inútil en un enfermo terminal y otra el presunto derecho al suicidio. Si queremos hablar de lo primero, olvidemos a Sampedro (y ya de paso a Mar adentro). Entre otras cosas, porque, si basamos el debate en Sampedro, quienes pueden verse amenazados por el sambenito de que "su vida no es digna" no son ya sólo los enfermos terminales, sino también los tetrapléjicos o cualquiera que por vejez o enfermedad sea una carga para los otros.

La Constitución Europea, que acabamos de votar en el pasado referéndum, pone como primero de sus valores la dignidad humana. Claro que depende de qué entendamos por dignidad, porque hay civilizaciones que consideran digno el tiro de gracia o el suicidarse (o matar) por cuestiones de honor. Hay otras que entienden que la dignidad es inherente a la vida humana y no se anula por actos deshonrosos o por circunstancias "humillantes" como la enfermedad. En estas civilizaciones el suicidio se entiende como un acto de debilidad, no se alaba como un acto digno. El debate debería estar en si estamos de acuerdo en suspender un tratamiento inútil (que muchos estamos de acuerdo en el sí, pues no presenta inconveniente éticos), o abrir el derecho al suicidio y poder eliminar a todos los enfermos que consideremos sean una carga (eutanasia).