Entre algunos sectores de personas mal formadas y peor informadas en materia religiosa se ha extendido la creencia, apoyada en ciertos medios poco rigurosos, que ya pueden los fieles católicos obtener el perdón de sus pecados por medio de Internet. Se ha propalado sin más, que la Santa Sede había aceptado como válidas "las confesiones virtuales de los católicos". Con poco o nulo fundamento, siguiendo el ejemplo de "algunas iglesias católicas de Inglaterra que disponen de claves para que sus feligreses puedan confesar sus pecados desde el ordenador personal". Tales informaciones poco serias, siembran la confusión y no contribuyen nada a dignificar un sacramento, que ha venido a menos en la vida cristiana post conciliar. Es necesario recordar lo que siempre ha sido la enseñanza y práctica de la Iglesia católica al respecto: Para recibir la gracia eficaz del sacramento es preciso la PRESENCIA FÍSICA DEL PENITENTE Y DEL MINISTRO.