Los
chistes sobre la suegra abundan, mas dejan de resultar graciosos cuando
uno se encuentra inmerso en una guerra de lealtades familiares. ¿Por
qué resulta tan difícil llegar a acuerdos con los padres, los suegros o
la familia extensa?
Separarse de la familia de origen para formar y consolidar una
pareja es una idea razonable que, por lo menos mentalmente, trae
consigo la ilusión de empezar libre de peso o presiones.
En la práctica, este proceso resulta más complejo que en la
imaginación y acaba siendo, en realidad, similar a la formación de una
mega familia que incluye mucho más que a los novios.
Antes de que los esposos formen su propia familia, tienen que
renegociar relaciones con parientes y familia extensa. Debido a que
esos lazos tomaron años en formarse y consolidarse, la separación se da
gradualmente y no tan rápida como muchos recién casados quisieran
cuando perciben que sus padres o la familia política se inmiscuyen
demasiado.
En aquellos días...
Los primeros años del matrimonio traen consigo ajustes que los
cónyuges pocas veces prevén. Uno de los más espinosos y menos esperados
es, precisamente, el de la influencia que ejerce, en la nueva relación,
la familia de la cual cada miembro proviene.
Frecuentemente, los novios asumen que todas las familias disfrutan
de las mismas cosas y suponen que pueden -y deben- llevarse consigo a
su nuevo hogar viejas costumbres y tradiciones para introducirlas e
implementarlas, sin que esto genere conflicto.
Debido a que es imposible complacer siempre a los padres o a los
suegros, siempre la manera más adecuada de evitar conflictos, en esta
área, es gradualmente construir un sistema con una historia en común
que contenga elementos de ambas familias y que maneje como norma, para
la toma de decisiones, acuerdos que se consideren justos y apropiados
para ambos.
A veces las familias establecen normas muy rígidas que esperan que
los hijos respeten aunque estén casados. Frente a una situación como
ésta, una nuera o yerno que no se adapte puede ser considerado como un
intruso crítico; el cónyuge atrapado en la guerra de lealtades.
Mi pareja o mi familia a veces toma partido con su familia de
origen para evitar conflictos haciendo que me sienta en un segundo
plano. Para evitar confusión y minimizar este tipo de conflictos es
aconsejable que cada hijo hable con sus padres y les anuncie los
cambios que se darán como resultado de las decisiones que ahora se
tienen que tomar primero con su esposo o esposa.
Es común que la familia política sienta al yerno o a la nuera como alguien que les quitará a su bebé.
Si cada vez que la nueva pareja tiene dificultades conyugales le habla
mal a la familia del cónyuge, es posible que al poco tiempo ésta le
tome mala voluntad o la/lo rechacen.
La pareja debe convertirse en el más grande admirador de su esposo
o esposa frente a la familia; aunque esto no implica que en ocasiones,
frente a problemas muy serios, le solicite su apoyo.
Nuestra responsabilidad
Es responsabilidad de uno como yerno o nuera aceptar a los suegros
por quienes son. Cada hijo debe hablar con sus padres sobre temas que
pueden resultar delicados; no es conveniente mandar a la pareja a que
se enfrente a la familia política.
Es muy probable que sean muy diferentes o tengan otras costumbres; ser diferente no es sinónimo de estar mal.
Como yerno o nuera no se debe perder de vista que mientras que en
ese rol uno puede permanecer emocionalmente distante si así lo desea,
nietos y abuelos comparten la misma herencia y sienten los lazos
afectivos y genéticos que los unen. Mantener esta relación sana con la
familia es necesario, pero también puede prestarse a expectativas que
no se anticiparon y que pueden ser detonadores de conflictos.
Una pareja tiene que crear su propia identidad y determinar su tipo
de funcionamiento. Generalmente toma tiempo y esfuerzo lograr que ambas
familias respeten esta manera diferente de funcionar. Cuando existe en
la nueva pareja respeto y apoyo por los valores, creencias y herencia
de cada cónyuge, se establece con éxito una unidad familiar sólida que
conecta generaciones.
Los niños buscan el amor y la atención de abuelos comprometidos y
participativos; los abuelos necesitan la vida que los nietos les
inyectan y los padres requieren el apoyo que los abuelos brindan para
facilitar el proceso de crianza. La regla básica para mantener este
vínculo en buenas condiciones es que la pareja siempre mantenga su rol
como la figura principal de autoridad en la vida de los hijos y que los
abuelos comprendan que su función es apoyar y respetar las decisiones
que los padres como pareja tomen y no crear fricción o tensiones
innecesarias.
Tu pareja es el único miembro de la familia que escoges, los demás
vienen incluídos como parte del trato. Vivir en paz y armonía con la
familia política no es siempre fácil, pero puede convertirse en una de
las relaciones más gratificantes en las que se puede invertir.
|