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Ad petendam pluviam

 

En España hay una terrible sequía tanto de lluvia como de fe y oración.

Vamos comprobando la limitación humana, incapaz de remediar la carencia de agua en todas las regiones de la nación. Dentro de poco -si el cielo no lo remedia- y el Gobierno no decreta una solución solidaria y justa, puede

ser la sequía el problema prioritario y más angustioso para millones de españoles.

En estos momentos, el recurso a Dios, como se ha hecho a lo largo de siglos, pidiendo con fe la lluvia, debería ser algo natural en todas partes y hacer plegarias especiales al cielo, por todos los creyentes.

Ante la gravedad del problema, nuestros obispos, secundados por los sacerdotes y fieles de toda España, deberían establecer que en todas las iglesias se hiciesen plegarias en las preces de los fieles e incluso se

celebrasen misas votivas con esta finalidad.

Demos de lado a los laicistas de turno y a los agnósticos de boquilla, que ironizarán de tal solución, mientras ellos se cruzarán de brazos sin pegar un palo al agua inexistente.

Dios Padre, de quien todo bien proviene, se compadezca de nuestra España y a ruegos de la inmensa mayoría de sus hijos, aunque débiles y pecadores, nos otorgue el regalo de la lluvia que tanto necesitamos.

Ante la sequía, avivemos nuestra fe y oración a Dios, ya que en éste, como en tantos problemas deberían todos, incluyendo el Gobierno, reconocer su absoluta impotencia.