Señor mío y Dios mío
Señor mío y Dios mío.
¡Oh, Señora mía! ¡oh, Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra.
Procuraré Señor, en mis momentos de angustia y amargura, recordar tu
nombre y alabarlo por ponerme a prueba.
Procuraré Señor, a la hora de pedirte, tener más fe que el día
anterior.
Procuraré Señor, al encontrarme en crisis, pedirte de la mejor forma
la luz para encontrar la solución.
Procuraré Señor, recordar que en el desaliento, tu eres el consuelo y
el impulso para seguir viviendo en medio de injusticias y sinsabores.
Señor Dios todo poderoso, gracias te doy por este nuevo día, ya que con este nuevo día tengo la oportunidad de acercarme mas a ti, y de servirte mejor que ayer.
Gracias te doy por mi familia, mis amigos y por todas las cosas que ya has puesto enfrente de mí para mi bien.
Santifica Señor por medio de tu Santo Espíritu, cada paso que yo de, para que a través de ellos de muestra de tu gloria y poder a los que encuentre por el camino.
Señor, Dios todopoderoso,
que nos has hecho llegar al comienzo de este día:
danos tu ayuda para que no caigamos hoy en el pecado,
sino que en nuestras palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandatos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor, sé que eres un abismo de infinita bondad, misericordia y amor; sé que me creaste solo por amor y para ser feliz; sé que me amas con un amor tan grande que me es imposible ni siquiera imaginar; sé que diste tu vida por mí. Además, sé que estás de continuo junto a mí, cuidándome, facilitando todo para mi bien, aun lo que a mí me parece negativo...
Dios todopoderoso y eterno,
humildemente acudimos a ti,
al empezar el día, a media jornada y al atardecer,
para pedirte que, alejando de nosotros las tinieblas del pecado,
nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo.
Que vive y reina contigo en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén
Al tocar la luz del dia mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta hacia tí en busca de tu mirada.
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; cercano a mi mano abierta,
Dá respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
tú que eres mi Señor, en quién yo confío.
Muy temprano desde mi ventana
saludo al Dios de mis amaneceres,
El me ha enseñado
que cada amanecer es distinto
como cada día de nuestra vida .
Nadie me ha hecho mejor regalo
solo Tu has pensado,
enseñarme cada día
lo rica que soy, al contemplar
la llegada de un nuevo día
junto a ti, Dios de mis amaneces.