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Consejos a un joven sacerdote

Al cumplir los noventa años deseo informarte de algunas normas que han orientado mi vida. 

1.- Me ordené a los 33 años, he cumplido los 90 y no me he arrepentido ni un minuto. Elegí bien. Si volviera a nacer elegiría lo mismo. 

2.- Valora tu vocación. El sacerdote es el mayor bienhechor de la humanidad, pues sólo él puede dar la vida eterna.