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Donna Steichen

El feminismo y la renovación en la Iglesia de hoy

En 1992, cuando mi nieto Ricardo tenía tres años, le comunicó a toda la familia que cuando él fuera grande sería un oso polar. Su hermano Jaime, que tenía siete años, dijo: " ¡ oh, no Ricardo, tu no podrás ser un oso polar!" Pero Ricardo insistió, "¡ sí, yo puedo!, ¡ yo puedo ser lo que yo quiera !"

Ocho meses después, cuando Ricardo tenía ya cuatro años y medio, le preguntó a su madre resignadamente: " Las personas no pueden convertirse en un oso polar cuando crecen, ¿ verdad?"