Cardenal Fco. Xavier Nguyen Van Thuan
“Ahora y en la hora de nuestra muerte” Creo que suena mejor en latín, sobre todo cuando se canta: Nunc et in hora mortis nostrae. Entonces parece que el canto rítmico de la oración condensa las súplicas más agonizantes del corazón humano en esas últimas palabras: “Ahora y en la hora de nuestra muerte”.
Durante mi caminata en tinieblas por las cárceles, he orado a María con toda simplicidad.
Durante mi caminata en tinieblas por las cárceles, he orado a María con toda simplicidad: ‘Madre, si tu ves que no podré ya ser más útil a la Iglesia, concédeme la gracia de consumir mi vida en prisión; de otra manera, concédeme salir de la prisión en alguna de tus fiestas’.
Un día, mientras estaba preparando mi comida, oigo sonar el teléfono de mis guardas. <>. Poco después, un automóvil me condujo a un palacio, donde encuentro al ministro del interior.