Padre Antonio Izquierdo L.C.
Toda vida humana es una llamada no solamente a la existencia, sino que encierra en sí misma una misión determinada, aunque a veces escondida para nosotros. María es el ejemplo más noble de una creatura que recibe una misión de Dios y la lleva a término de modo acabado y perfecto.
Toda la naturaleza se ha vestido de colores y el sol brilla en todo su esplendor como deseando agasajar a María, quisiera hacerme partícipe de esta celebración dejándoles a través de estas letras unos pensamientos que les ayuden a amar y a querer más íntimamente a María, a esa Mujer excepcional que Dios nos ha regalado para que sea nuestra abogada, intercesora, compañera, guía y, sobre todo, Madre en la difícil aventura de nuestra vida.
M e d i t a c i ó n