Oración de los maestros
Oración de los maestros
¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe;
que lleve el nombre de maestro, que Tú llevaste
por la tierra.
Dame el amor único de mi escuela; que ni la
quemadura de la belleza sea capaz de robarle
mi ternura de todos los instantes.
Maestro, hazme perdurable el favor y pasajero
el desencanto. Arranca de mí este deseo de
justicia que aún me turba, la mezquina insinuación
de protesta que sube de mí cando me hieren.