Pasar al contenido principal

Tradición cristiana

Oración del Catequista

Oración del Catequista

Señor, nos gustaría sentirte siempre

 cercano como un amigo,

 para que nuestra tarea de sembradores

 nos resulte más fácil.Nos gustaría quererte y comprenderte

 como tus amigos de Betania.

 Enséñanos a descubrirte en nuestros hermanos,

 porque cada vez que los escuchamos y ayudamos,

 realmente te escuchamos y ayudamos a Ti.Disipa, Señor, nuestros temores,

 afianza nuestra decisión de ser catequistas,

Alegrate Maria

Alegrate Maria

Alégrate María,
Inmaculada y Santa,
amada de Dios,
nueva Eva elegida,
cooperadora de la reconciliación.
Madre de Jesús y nuestra,
incansable auxilio de los pecadores,
maternal intercesora,
acuérdate siempre de este hijo tuyo.

Amén.

Alabanzas Marianas (de los Santos Padres)

Alabanzas Marianas (de los Santos Padres)

Ave, alegría que deseamos.

Ave, exaltación del gozo de la Iglesia.

Ave, nombre que mana dulzura.

Ave, rostro que mana bondad divina.

Ave, morada de santidad.

Ave, Madre revestida de luz, que engendras al Sol sin ocaso.

Ave, Madre pura en santidad.

Ave, fuente saltarina de agua que lleva a la vida.

Ave, Madre misteriosa e inexplicable.

Ave, libro nuevo que encierra el nuevo mensaje de Dios.

Ave, alabastro que contienes la mirra de santidad que procede de Dios.

Alabanza

Alabanza

Virgen María, eres sosiego y ternura
eres la luz y la fe,
rezando tu Santo Rosario,
encuentro consuelo al dolor.
Perdona mi culpa
si en algo te falto,
pido al Señor vivir para alabarte.

Amén

Oración del catequista

Oración del catequista

El catequista debe ser persona con empuje:

persona audaz.

María abierta a la palabra: con el silencio

preparó el corazón para la audacia.

María capacitada por el Espíritu:

con la oración serenó su corazón Para la audacia.

María entregada al servicio: con la generosidad

entregó su corazón para la audacia.Ser audaz como María para llevar la paz de Cristo.

Ser audaz como María para irradiar la luz de Cristo.

Akatisthos

Akatisthos

¡Salve, oh Vos, por Quién resplandecerá la alegría!
¡Salve, oh Vos, por Quién cesará la maldición!
¡Salve, Restauración del Adán caído!
¡Salve, Redención de las lágrimas de Eva!
¡Salve, oh Cima inaccesible al humano entendimiento!
¡Salve, oh Abismo impenetrable aún a los ojos de los mismos ángeles!
¡Salve, porque sois el Trono del Rey!
¡Salve, porque lleváis a Aquél que lo lleva todo!
¡Salve, Estrella que anunciáis al Sol!
¡Salve, Seno de la divina Encarnación!

A la Señora de todos los pueblos

 A la Señora de todos los pueblos

Señor Jesucristo,
Hijo del Padre,
manda ahora Tu Espíritu sobre la tierra.
Haz que el Espíritu Santo habite
en el corazón de todos los pueblos,
para que sean preservados de la corrupción,
de las calamidades y de la guerra.
Que la Señora de todos los Pueblos,
que un día era María,
sea nuestra Abogada.
Amén

15 minutos con Maria Auxiliadora

15 minutos con Maria Auxiliadora

¡María! ¡María! ¡Dulcísima María, Madre querida y poderosa Auxiliadora mía! Aquí me tienes; tu voz maternal ha dado nuevos bríos a mi alma y
anhelosa vengo a tu soberana presencia... Estréchame cariñosa entre tus brazos... deja que yo recline mi cansada frente sobre tu pecho y que deposite en él mis tristes gemidos y amargas cuitas, en íntima
confidencia contigo, lejos del ruido y bullicio del mundo, de ese mundo que sólo deja desengaños y pesares.

Oración del incienso

Oración del incienso

(tradición copta)

Oh Rey de la Paz, danos tu Paz
y perdona nuestros pecados.
Aleja a los enemigos de la Iglesia
y guárdala, para que no desfallezca.

Emmanuel, Dios con nosotros,
está entre nosotros
en la gloria del Padre
y del Espíritu Santo.

Bendícenos
y purifica nuestro corazón
y sana las enfermedades
del alma y del cuerpo.

Te adoramos, oh Cristo,
con el Padre de bondad
y con el Espíritu Santo,
porque has venido, nos has salvado.

Yo pecador

Yo pecador

Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos, padre, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa; por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos, padre, que roguéis