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Tradición cristiana

Oración

Oración.

Hoy me dices, Señor,:
No tengas miedo a los que amenazan,
a los que hieren,
a los que matan el cuerpo.

No tengas miedo a los que mienten,
a los que manipulan la verdad,
a los que con la mentira
quieren dominar todo.

Tú me dices, Señor,
que haga de la fe
mi gozo y mi alegría,
un estandarte de libertad,
una canción de esperanza.

Me fío de ti, Señor,
estoy de tu parte,
soy de los tuyos.

Oración del Buen Humor

Oración del Buen Humor.

 Concédeme, Señor, la gracia del buen humor
Los santos fueron santos, pero también fueron alegres.
Santa Teresa de Jesús decía: "Un santo triste es un triste santo".
No me imagino a Jesús serio, ni a María.
Hubo mucha seriedad en mi vida, demasiada formalidad.

Oracion para el angustiado

Oracion para el angustiado

Madre mía Celestial
qué me tienes reservado
no sé si es dolor o alegría,
pero sé que en este día
en que me siento agotada
sólo pienso en tu Hijo
que llevó su Cruz a cuestas,
que cargó todo el dolor
sin expresar una queja.
Cuánto sufrió Jesús
por el mundo y sus pecados,
y también pienso por Ti
tu dolor no se compara,
nada ni nadie en la tierra
sufrió lo que Tu sufriste.
Y siento que yo Virgen mía

Quiero admirarte Señor

Quiero admirarte Señor

Este día, ante Ti, quiero pedirte Señor:

La inocencia para que como un niño contemple
el amanecer, los pájaros y las mariposas.

La energía para combatir la pereza y levantarme feliz.

Las ganas de contemplarte a Ti y a San José en el trabajo,
compartiendo con mis compañeros tus enseñanzas
como así algún día lo hiciste y sigues haciéndolo
en quien deja guiarse por Ti.

El tiempo para agradecerte por los alimentos
que me das y pedirte que bendigas las
manos que los realizaron.

Plegaria desde mi barro

Plegaria desde mi barro

Tú hiciste al hombre, Señor, imagen de Tí mismo
moldeado en barro.
Por todo cuento tiene el hombre
mereces su alabanza.

Yo te alabo, Señor, por los sublimes,
los heroicos, los idealistas,
los que tienen voluntad de acero...
por el águila que vuela majestuosa.
También te alabo, Señor, por los pequeños,
los raquíticos, los encogidos.
Los estrechos, los que no pueden levantarse,
por el pato pesado y discordante.