Estado de la nación
Si algo exige el ciudadano votante a los políticos de turno y a sus partidos, a quienes ha de entregar su confianza en las urnas, es que sean trasparentes en su conducta, en su gestión y en la meta de sus objetivos programados.
La mentira, la falta de honradez, la calumnia y las malas artes para triunfar del contrario son perfectamente prescindibles. Políticos inmorales o amorales, no son de recibo.